SI PUSIÉSEMOS EN UNA BALANZA EL PESO QUE TIENE EL PASADO EN NUESTRA VIDA SERÍAMOS CONSCIENTES DE SOMETERLO, CON URGENCIA, A UNA DIETA DE ADELGAZAMIENTO PARA QUE NO PELIGRASE EL ORGANISMO COMPLETO.
Sería estupendo ir volcando en el platillo de la balanza, para tomar conciencia de su peso real, aquello que nos frustra, que calladamente sigue manteniendo una pugna con nosotros, que horada cada intento de cambio, que sigue ahondado en el hoyo profundo del desánimo…así, calladamente, imperceptible y silencioso, pero denso y recurrente.
Hemos cometido errores. Todos y cada uno de nosotros. Y los seguiremos cometiendo, pero otros... nunca los mismos o a eso, al menos, debemos aspirar. Aprender es el premio a la ingrata tarea de equivocarse. Y en ese aprendizaje debe ir la lección que nos enseñe primeramente a no juzgarnos con dureza y a no hacerlo tampoco con los demás.
TODO SE BASA EN EL DESCONOCIMIENTO, EN LA FALTA DE ENTENDIMIENTO, EN LA AUSENCIA DE COMPRENSIÓN DE LAS SITUACIONES Y LAS MOTIVACIONES DE CADA UNO.
Y por debajo de todo este cúmulo de aditivos perjudiciales…el miedo, un miedo feroz de cada cual a ser dañado, a que se rían de nosotros, a que nos abandonen, a que nos engañen, a parecer estúpidos, a rayar en la tontería.
Por eso, ver más allá, llegar a entender…supone siempre avanzar y encontrar el equilibrio. Por otra parte, equivocarse da la oportunidad de recorrer muchos caminos, de conocer lo bueno y lo malo, de discernir por contraste, de poder elegir lo mejor, de sentir el dolor de la culpa y limpiarnos por dentro, de encontrar la ocasión para gozar de la maravillosa sensación de dejar atrás lo que no nos gusta de nosotros mismos.
Los errores nunca están de más. Desconfiemos de quienes digan que nunca se han equivocado, de los seguros de su clarividencia, de los que se creen libres de faltas, de lo que siempre quieren tirar la primera piedra.
HAY QUE LLEGAR A LA SERENA HUMILDAD DENTRO DEL CORAZÓN, EN SU MÁS PROFUNDO CENTRO. A LA DULCE SENSACIÓN DE HABER SIDO PROTAGONISTAS DE TANTAS EQUIVOCACIONES…TANTAS Y TANTAS…QUE AHORA NOS HAN AYUDADO A SABER POR DÓNDE NO TENEMOS QUE CAMINAR.
ALÉGRATE PORQUE TE EQUIVOCASTE, DE OTRO MODO NUNCA HABRÍAS LLEGADO A SER LO QUE AHORA ERES, EQUIVOCARSE NO ES MALO, LO REALMENTE MALO ES NO APRENDER DE LOS ERRORES.
FUENTE http://lacienciadelespiritu.blogspot.com.es
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