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El poder del lado oculto de la naturaleza humana: Aunque no podamos contemplarla directamente la sombra aparece continuamente en nuestra vida cotidiana y podemos descubrirla en el humor (en los chistes sucios o en las payasadas, por ejemplo) que expresan nuestras emociones más ocultas, más bajas o más temidas. Cuando algo nos resulta muy divertido -el resbalón sobre una piel de plátano o el descubrimiento de un tabú corporal-, también nos hallamos en presencia de la sombra.
Según John A. Sanford, la sombra suele ser la que ríe y se divierte, por ello es muy probable que quienes carezcan de sentido del humor tengan una sombra muy reprimida.
La psicoanalista inglesa Molly Tuby describe seis modalidades diferentes para descubrir a la sombra en nuestra vida cotidiana:
○ En los sentimientos exagerados respecto de los demás.
(«¡No puedo creer que hiciera tal cosa!» «¡No comprendo cómo puede llevar esa ropa!»)
○ En el feedback negativo de quienes nos sirven de espejo.
(«es la tercera vez que llegas tarde sin decírmelo. »)
○ En aquellas relaciones en las que provocamos de continuo el mismo efecto perturbador sobre diferentes personas.
(«Sam y yo creemos que no has sido sincero con nosotros.»)
○ En las acciones impulsivas o inadvertidas.
(«No quería decir eso.»)
○ En aquellas situaciones en las que nos sentimos humillados.
(«Me avergüenza su modo de tratarme.»)
○ En los enfados desproporcionados por los errores cometidos por los demás.
(«¡Nunca hace las cosas a su debido tiempo!» «Realmente no controla para nada su peso…»)
También podemos reconocer la irrupción inesperada de la sombra cuando nos sentimos abrumados por la vergüenza o la cólera o cuando descubrimos que nuestra conducta está fuera de lugar. Pero la sombra suele retroceder con la misma prontitud con la que aparece porque descubrirla puede constituir una amenaza terrible para nuestra propia imagen.
R. D. Laing describía poéticamente este reflejo de negación de la mente del siguiente modo:
Encontrar a la sombra nos obliga a ralentizar el paso de nuestra vida, escuchar las evidencias que nos proporciona el cuerpo y concedernos el tiempo necesario para poder estar solos y digerir los crípticos mensajes procedentes del mundo subterráneo.
El poder del lado oculto de la naturaleza humana: Aunque no podamos contemplarla directamente la sombra aparece continuamente en nuestra vida cotidiana y podemos descubrirla en el humor (en los chistes sucios o en las payasadas, por ejemplo) que expresan nuestras emociones más ocultas, más bajas o más temidas. Cuando algo nos resulta muy divertido -el resbalón sobre una piel de plátano o el descubrimiento de un tabú corporal-, también nos hallamos en presencia de la sombra.
Según John A. Sanford, la sombra suele ser la que ríe y se divierte, por ello es muy probable que quienes carezcan de sentido del humor tengan una sombra muy reprimida.
La psicoanalista inglesa Molly Tuby describe seis modalidades diferentes para descubrir a la sombra en nuestra vida cotidiana:
○ En los sentimientos exagerados respecto de los demás.
(«¡No puedo creer que hiciera tal cosa!» «¡No comprendo cómo puede llevar esa ropa!»)
○ En el feedback negativo de quienes nos sirven de espejo.
(«es la tercera vez que llegas tarde sin decírmelo. »)
(«Sam y yo creemos que no has sido sincero con nosotros.»)
○ En las acciones impulsivas o inadvertidas.
(«No quería decir eso.»)
○ En aquellas situaciones en las que nos sentimos humillados.
(«Me avergüenza su modo de tratarme.»)
○ En los enfados desproporcionados por los errores cometidos por los demás.
(«¡Nunca hace las cosas a su debido tiempo!» «Realmente no controla para nada su peso…»)
También podemos reconocer la irrupción inesperada de la sombra cuando nos sentimos abrumados por la vergüenza o la cólera o cuando descubrimos que nuestra conducta está fuera de lugar. Pero la sombra suele retroceder con la misma prontitud con la que aparece porque descubrirla puede constituir una amenaza terrible para nuestra propia imagen.
R. D. Laing describía poéticamente este reflejo de negación de la mente del siguiente modo:
“El rango de lo que pensamos y hacemos
está limitado por aquello de lo que no nos damos cuenta.
Y es precisamente el hecho de no darnos cuenta
de que no nos damos cuenta
lo que impide
que podamos hacer algo
por cambiarlo.
Hasta que nos demos cuenta
de que no nos damos cuenta
seguirá moldeando nuestro pensamiento y nuestra acción”.
Encontrar a la sombra nos obliga a ralentizar el paso de nuestra vida, escuchar las evidencias que nos proporciona el cuerpo y concedernos el tiempo necesario para poder estar solos y digerir los crípticos mensajes procedentes del mundo subterráneo.