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Alguna vez hemos dicho que más allá de las fuerzas duales y del baile de los opuestos que gobiernan la realidad, una tercera fuerza, la que completa la tríada que forma toda energía de la Creación, tenía el control final de todo. Todo elemento está formado por tres componentes que responden a una parte activa- otra pasiva- y otra neutra. La lucha de fuerzas entre lo activo y positivo, y lo pasivo y negativo, se manifiesta en la realidad como el mundo bidireccional, bipartidista y dual que todo lo rige, y el tercer observador se queda equidistante, como bien le corresponde, observando, y procurando que ninguno de sus dos extremos se vayan demasiado hacia un lado u otro.
En el artículo sobre esta tercera invisible fuerza decía:
Imagino que muchos conocéis que el símbolo para representar “la Fuente”, aquello de donde “todo” emana es un triangulo. Se lo asocia con tres fuerzas, energías y cualidades, y aunque entendamos y percibamos la existencia como un juego de opuestos, una realidad donde vivimos dentro y bajo el concepto de la dualidad, en realidad, el juego tiene siempre tres partes. No importa que sistema filosófico, religioso, cultural, esotérico o metafísico leáis, todos los fenómenos que existen surgen de la interacción de tres fuerzas. Una se describe como de naturaleza activa, creadora; la segunda como pasiva, receptora; y la tercera como mediadora y neutra.
Esta tercera mano que mueve la cuna es la que está dejando que muchos eventos de una u otra polaridad tengan su reflejo en esta realidad en estos momentos, pues las fuerzas de uno u otro signo son los que detonan con cada vez más fuerza e insistencia la sanación y transmutación de aquello que ya no concuerda con la realidad macro que se está formando a nivel global y colectivo, para el trabajo que se ha de hacer de cara a seguir avanzando en la transformación planetaria. Así como el agua es antagónica al fuego, al menos a nivel de fuerzas arquetípicas, también pueden colaborar cuando una tercera fuerza interviene para ello. Ni el agua se acercaría al fuego por si sola porque se evaporaría, ni el fuego permitiría que el agua cayese sobre ella porque lo apagaría, pero si mediante otro sistema intermedio el fuego es usado forzadamente para calentar el agua, obtenemos una energía mezcla y producto de la cooperación entre las dos fuerzas opuestas que sirve a un tercero para un bien mayor (en este caso, un humano en la ducha, por decir algo, o tomar una taza de té).
Aquello que mueve que fuerzas opuestas voluntaria o involuntariamente se unan para acometer un bien mayor está fuera de control de ambas polaridades, que se ven involucradas en acciones o eventos que no saben que están sirviendo para un propósito más amplio que el preparado inicialmente por ellas. Como ejemplo, cuando hubo el anuncio que comentamos de la posible tormenta solar o evento espacial por parte de Obama para sembrar miedo, se hizo con esa intención, y esto como consecuencia formó el egregor que ya comentamos. Pese a nuestros intentos de transmutar el egregor y eliminarlo con las fuerzas de la polaridad contraria, la tercera fuerza, por decirlo así, no nos dejó hacerlo, ya que suponía una oportunidad de crecimiento para otros como también dijimos en el artículo hace unas semanas.
¿Quien es esta tercera fuerza a nivel planetario? Es la que rige, posiblemente, el propio crecimiento del planeta. No es ninguna raza de las que están ahí fuera, estas pertenecen a una de las dos polaridades que luchan entre si, unas por el sometimiento y el status quo de dejar todo como está, y las otras por ayudar a la liberación del ser humano y por un cambio a nivel global, pero, algo, “más arriba”, trabaja por que todos y cada uno de nosotros tengamos las oportunidades de acercarnos más a nuestro verdadero origen y ser interior, usando los acontecimientos que la dualidad y las fuerzas que las representan siguen poniendo en marcha en el tablero de juego que es nuestro planeta.
Estar alineado con la tercera fuerza no se antoja factible en el plano físico: o se está trabajando para el cambio o se está trabajando para mantener el sistema existente de esclavitud no declarada y de ser recursos para otros, ya que mantenerse neutro en esta situación actual (no hacer nada) suma al status quo actual, pues la inacción de no trabajar en uno mismo (siendo la única forma de cambio) favorece a una de las dos polaridades por estar así diseñada esta realidad.
Es correcto que hay personas que trabajan bajo la energía de la neutralidad, y mantenerse alineado con ella en algunos aspectos supone permanecer como “guerreros independientes”, en una batalla que, aunque tiene claro vencedor, pues desde un futuro que ya existe ya se decanta hacia una polaridad de cambio positivo y evolución de consciencia, tiene los tiempos lineales de cambios marcados por el esfuerzo de la polaridad contraria y la ofensiva llevada a cabo por esta para recuperar continuamente el terreno perdido.
A este respecto, cuando el mundo entra en un estado de semicaos energético como en estos momentos, la vida de todos los seres humanos se ve alterada. No hay realidad individual que no sufra los vaivenes y las consecuencias de las modificaciones en las líneas temporales, campos mórficos y demás niveles y ajustes planetarios, pero es complicado y difícil que se haga llegar esta información a la masa de la humanidad sin suscitar miedos, distorsiones o causar más confusión en nosotros. Estas repercusiones son necesarias y forman parte de los proyectos y reajustes a gran escala que hay que realizar para que la línea 42 pueda afianzarse con total seguridad. En breve, en un lapso de tiempo no determinado, este tipo de desbarajuste vibracional para muchos se sentirá menos y será más fácil de llevar. Nuestro trabajo sigue siendo con la gente y el trabajo con el planeta sigue siendo cosa de esas otras fuerzas que siguen sus propias agendas a otros niveles mientras nos facilitan oportunidades de cambio interior.