A todos nos gusta recibir halagos, ya sea por los resultados de nuestro trabajo, por nuestros valores, comportamientos o las decisiones que hemos tomado. Y si el halago proviene de personas que son significativas, como nuestros amigos, pareja o un colega de profesión, entonces nos sentimos mucho mejor, nos sentimos orgullosos de nosotros mismos, nuestro ego se desborda.
De hecho, el elogio es una forma de reconocimiento social que puede aumentar nuestra autoestima y generar mucha satisfacción. Sin embargo, también existen personas que adulan con malas intenciones, solo para obtener un beneficio a cambio. La mayor parte de las veces ni siquiera creen lo que dicen pero se centran en nuestras virtudes para hacernos bajar la guardia y lograr que cedamos a sus deseos. Se trata de la adulación manipuladora.
¿Cómo detectar a estas personas?
– Quieren conseguir un favor a cambio del halago. Muchas veces los halagos son utilizados como la antesala para comprometerte en determinado asunto pues, al fin y al cabo, si eres tan buena persona, no te costará nada negarte a un “pequeño” favor. En estos casos los elogios más comunes son los relacionados con tu manera de actuar y de pensar, pues es la mejor manera para generar el sentimiento de culpa si te niegas.
– Quieren tu aprobación. A veces el halago encubre la necesidad de aprobación, ya sea en un proyecto o en un asunto personal. No se trata de un favor propiamente dicho sino más bien de que te pongas de su parte. Obviamente, después de que una persona nos diga lo fabulosas que somos y cuán buena opinión tiene de nosotros, nos resultaría bastante complicada decirles que no estamos de acuerdo con el punto de vista que nos exponga a continuación.
– Proponen una reconciliación. Si has tenido un desencuentro con una persona, nada mejor que los elogios para intentar acercarse a ti y hacerte bajar la guardia. De hecho, esta es una manera de mostrarse arrepentido e intentar ganar tu perdón. Sin embargo, debes tener cuidado porque generalmente a este tipo de persona no les interesa recuperar la relación en sí, sino los beneficios que pueden obtener de ella.
– Esconden una traición enmascarada detrás del halago. A veces el halago no busca enaltecer para lograr algo a cambio sino que su objetivo es ganar tu confianza para luego darte un golpe bajo que te derrumbe totalmente. Es la clásica estrategia de las personas desvergonzadas y sin principios que, desgraciadamente, de vez en cuando encontramos a nuestro paso. Se trata del peor tipo de adulación ya que normalmente acarrea consecuencias negativas para ti.
¿Cómo comportarse con los aduladores?
Arturo Graf afirmaba que “hombre de fácil adulación es hombre indefenso”. Por tanto, el primer paso es mirar dentro de nosotros y despojarnos de la necesidad de recibir halagos continuamente. Cuando no necesitamos algo, estamos menos ligados emocionalmente y podremos reaccionar con mayor objetividad, valorando las diferentes aristas de la situación sin hacer una tormenta en un vaso de agua.
El adulador blande dos espadas: el ego y la culpa. Si eres una persona segura de ti, no necesitarás los halagos y, por ende, te sentirás menos comprometida cuando los recibas. Recuerda además que la principal estrategia de los aduladores suele ser generar culpa. Por tanto, no dejes que te atrape en su tela de araña.
Si percibes que te están haciendo un halago para obtener algo a cambio y que este no es sincero, simplemente responde:“te agradezco la opinión que tienes de mí pero aún así, no puedo ayudarte”. Casi siempre, la sinceridad es la mejor estrategia.
Fuente: Rincón Psicología
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