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Es casi universalmente aceptado que la meditación es una excelente técnica para entrenar la mente y para profundizar en el autoconocimiento. La meditación puede practicarse sin ninguna afiliación a una escuela o secta religiosa y se pueden obtener beneficios notorios en tan sólo 8 semanas o menos, según este estudio de Harvard. Dicho eso, la meditación tiene diferentes niveles y para profundizar en ella sí es necesario estudiar dentro de algún sistema contemplativo, dentro del cual deja de ser un paliativo o una técnica de concentración solamente y se incrusta en un sendero de conocimiento y liberación.
Para empezar, sin embargo, más allá de la teoría, simplemente hay que practicar. De acuerdo con el maestro budista Sogyal Rinpoche: "La pereza occidental consiste en retacar nuestras vidas de actividad compulsiva para que no haya tiempo de enfrentar lo importante". En otras palabras, nos es muy fácil encontrar todo tipo de excusas para no enfrentarnos con lo que sentimos, con la naturaleza de nuestra mente. Lo profundo, lo vacío, lo que no está lleno de fáciles y rápidos estímulos nos aburre o nos aterra. Como escribió Pascal, no hay nada más difícil para un hombre que quedarse quieto sin hacer nada, y esto es el origen de la mayoría de sus problemas. En su libro The Attention Revolution Allan Wallace explica que, desde la perspectiva budista, la mayor parte del mundo padece un déficit de atención. No sólo los que han sido diagnosticados sino casi todos nosotros, incluyendo a gente descrita como "exitosa". El maestro de meditación dzogchen Nyoshül Khenpo Jamyang Dorje cita las palabras del Buda Shakyamuni: "Cultivar totalmente la mente, esa es mi enseñanza". Para cultivar la mente nadie ha encontrado una mejor alternativa hasta ahora: es necesario meditar. No hay forma de saltarse la práctica.
Así, el primer paso para meditar es simplemente decidir que uno va a hacerlo e interrumpir lo que estaba realizando para buscar el silencio interno. Darse unos minutos para suspender la actividad y la ruminación. La técnica esencial de la meditación para principiantes es dirigir la atención a un objeto --puede ser la respiración (contarla o sentir las sensaciones corporales que se producen al respirar), una imagen que visualicemos internamente o que observamos en el espacio externo, o muchas otras cosas. Lo importante es que cuando nuestra mente divague y se distraiga de cualquiera que sea nuestro objeto meditativo hagamos una recolección de la atención y la llevemos al objeto. Sólo eso, sin que nos frustremos si ponemos atención mucho tiempo o poco o si surgen muchos o pocos pensamientos. Únicamente hay que regresar la atención a aquello que decidimos antes que es nuestra meditación. Este es el significado del término pali que enseñó el Buda, "sati", recolección, el cual ha sido traducido como "mindfulness" y en español "atención plena", lo cual diverge un poco de las enseñanzas originales budistas.
Erik Pema Kunsang, maestro de meditación, traductor de textos tibetanos y alumno del maestro tibetano Tulku Urgyen Rinpoche --quien es recordado por su inusitada capacidad para colocar a sus discípulos en el estado natural de la mente, ha hecho una sencilla explicación que captura la esencia de la meditación. En el tema de la postura, si bien se puede meditar parado, caminando, sentado o acostado, generalmente se recomienda que para empezar la persona se siente con la espalda recta, las piernas cruzadas de manera relajada, la cabeza balanceada en la espina dorsal, los ojos cerrados o abiertos (en esto varían diferentes técnicas, la famosa postura de los siete puntos de Vairocana menciona que los ojos deben estar entreabiertos). La idea aquí es que el cuerpo esté cómodo para que el individuo pueda mantenerse sentado la mayor cantidad de tiempo posible y a la vez no se promuevan los dos extremos: lasitud y excitación. Tener la espalda derecha nos mantiene despiertos y hace que fluya mejor la energía que es llevada por la respiración. En conclusión, hay que imitar la postura meditativa clásica pero esto sólo es la preparación ya que la meditación, aunque puede tener como objeto el cuerpo, ocurre en la mente; es la mente la que medita.
Dice Erik Pema que su maestro Tulku Urgyen "enseñaba que la meditación significa no perturbarse cuando algo ocurre". Esto significa que tu conciencia puede simplemente ser. En ese estado continuo de sólo ser, podemos usar técnicas para ayudar a que se desdoblen la compasión y la sabiduría trascendental. Chögyam Trungpa enseñaba similarmente que la meditación es dejar que las cosas sean (en inglés "Let it be", como la canción de The Beatles). Esto no debe confundirse y no hay que pensar que sentarse y cerrar los ojos, no importa lo que suceda, ya es meditar. Dejar que las cosas sean tiene que ver con la noción de no aferrase o apegarse a las cosas y a los conceptos, esto es, si se producen pensamientos uno no se resiste a ellos pero tampoco se adhiere a los mismos. Deja que sean y como la naturaleza de las cosas es que son cambiantes e impermanentes, entonces es seguro que los pensamientos se harán ligeros y desaparecerán poco a poco.
A continuación una meditación para principiantes, enseñada por Pema:
Siéntate de manera relajada, con la espalda relajada y por unos momentos permanece así. Luego piensa: "Usaré este tiempo de la mejor manera que pueda, con la mayor conciencia, con una mente abierta y suave, para ayudarme a mí y a los demás".
Respira naturalmente, relaja todos los músculos en la profundidad del cuerpo y sólo sé.
Prueba esto por un rato y ve lo que sucede. No traigas a la mente demasiadas ideas sobre meditar y la meditación. Sólo permítete estar en un estado natural. Esta es la base para el principiante.
Cada vez que se te olvide lo que haces, sólo regresa al principio otra vez. Detente después de 5 minutos y pide un deseo: que la bondad de estar presente, suave y con una mente abierta, beneficie a los demás y a mí.
Lentamente, obtendrás un poco de experiencia personal sobre cómo es en realidad sólo estar sin hacer nada, en un estado alerta. Este es un fundamento simple, y puede ser expandido infinitamente.
Para empezar, sin embargo, más allá de la teoría, simplemente hay que practicar. De acuerdo con el maestro budista Sogyal Rinpoche: "La pereza occidental consiste en retacar nuestras vidas de actividad compulsiva para que no haya tiempo de enfrentar lo importante". En otras palabras, nos es muy fácil encontrar todo tipo de excusas para no enfrentarnos con lo que sentimos, con la naturaleza de nuestra mente. Lo profundo, lo vacío, lo que no está lleno de fáciles y rápidos estímulos nos aburre o nos aterra. Como escribió Pascal, no hay nada más difícil para un hombre que quedarse quieto sin hacer nada, y esto es el origen de la mayoría de sus problemas. En su libro The Attention Revolution Allan Wallace explica que, desde la perspectiva budista, la mayor parte del mundo padece un déficit de atención. No sólo los que han sido diagnosticados sino casi todos nosotros, incluyendo a gente descrita como "exitosa". El maestro de meditación dzogchen Nyoshül Khenpo Jamyang Dorje cita las palabras del Buda Shakyamuni: "Cultivar totalmente la mente, esa es mi enseñanza". Para cultivar la mente nadie ha encontrado una mejor alternativa hasta ahora: es necesario meditar. No hay forma de saltarse la práctica.
Así, el primer paso para meditar es simplemente decidir que uno va a hacerlo e interrumpir lo que estaba realizando para buscar el silencio interno. Darse unos minutos para suspender la actividad y la ruminación. La técnica esencial de la meditación para principiantes es dirigir la atención a un objeto --puede ser la respiración (contarla o sentir las sensaciones corporales que se producen al respirar), una imagen que visualicemos internamente o que observamos en el espacio externo, o muchas otras cosas. Lo importante es que cuando nuestra mente divague y se distraiga de cualquiera que sea nuestro objeto meditativo hagamos una recolección de la atención y la llevemos al objeto. Sólo eso, sin que nos frustremos si ponemos atención mucho tiempo o poco o si surgen muchos o pocos pensamientos. Únicamente hay que regresar la atención a aquello que decidimos antes que es nuestra meditación. Este es el significado del término pali que enseñó el Buda, "sati", recolección, el cual ha sido traducido como "mindfulness" y en español "atención plena", lo cual diverge un poco de las enseñanzas originales budistas.
Erik Pema Kunsang, maestro de meditación, traductor de textos tibetanos y alumno del maestro tibetano Tulku Urgyen Rinpoche --quien es recordado por su inusitada capacidad para colocar a sus discípulos en el estado natural de la mente, ha hecho una sencilla explicación que captura la esencia de la meditación. En el tema de la postura, si bien se puede meditar parado, caminando, sentado o acostado, generalmente se recomienda que para empezar la persona se siente con la espalda recta, las piernas cruzadas de manera relajada, la cabeza balanceada en la espina dorsal, los ojos cerrados o abiertos (en esto varían diferentes técnicas, la famosa postura de los siete puntos de Vairocana menciona que los ojos deben estar entreabiertos). La idea aquí es que el cuerpo esté cómodo para que el individuo pueda mantenerse sentado la mayor cantidad de tiempo posible y a la vez no se promuevan los dos extremos: lasitud y excitación. Tener la espalda derecha nos mantiene despiertos y hace que fluya mejor la energía que es llevada por la respiración. En conclusión, hay que imitar la postura meditativa clásica pero esto sólo es la preparación ya que la meditación, aunque puede tener como objeto el cuerpo, ocurre en la mente; es la mente la que medita.
Dice Erik Pema que su maestro Tulku Urgyen "enseñaba que la meditación significa no perturbarse cuando algo ocurre". Esto significa que tu conciencia puede simplemente ser. En ese estado continuo de sólo ser, podemos usar técnicas para ayudar a que se desdoblen la compasión y la sabiduría trascendental. Chögyam Trungpa enseñaba similarmente que la meditación es dejar que las cosas sean (en inglés "Let it be", como la canción de The Beatles). Esto no debe confundirse y no hay que pensar que sentarse y cerrar los ojos, no importa lo que suceda, ya es meditar. Dejar que las cosas sean tiene que ver con la noción de no aferrase o apegarse a las cosas y a los conceptos, esto es, si se producen pensamientos uno no se resiste a ellos pero tampoco se adhiere a los mismos. Deja que sean y como la naturaleza de las cosas es que son cambiantes e impermanentes, entonces es seguro que los pensamientos se harán ligeros y desaparecerán poco a poco.
A continuación una meditación para principiantes, enseñada por Pema:
Siéntate de manera relajada, con la espalda relajada y por unos momentos permanece así. Luego piensa: "Usaré este tiempo de la mejor manera que pueda, con la mayor conciencia, con una mente abierta y suave, para ayudarme a mí y a los demás".
Respira naturalmente, relaja todos los músculos en la profundidad del cuerpo y sólo sé.
Prueba esto por un rato y ve lo que sucede. No traigas a la mente demasiadas ideas sobre meditar y la meditación. Sólo permítete estar en un estado natural. Esta es la base para el principiante.
Cada vez que se te olvide lo que haces, sólo regresa al principio otra vez. Detente después de 5 minutos y pide un deseo: que la bondad de estar presente, suave y con una mente abierta, beneficie a los demás y a mí.
Lentamente, obtendrás un poco de experiencia personal sobre cómo es en realidad sólo estar sin hacer nada, en un estado alerta. Este es un fundamento simple, y puede ser expandido infinitamente.