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En esta danza interactiva, es fácil que quedemos impresos con la energía de esas personas, lo cual en sí es una dinámica fascinante, pero que también, cuando se trata de energía negativa o de bajas frecuencias, resulta nocivo, incluso tóxico.
Sin sugerir un estado paranóico ni mucho menos, en cambio queremos recalcar la importancia de una higiene metafísica. Es decir, hacer conciencia sobre todos los factores intangibles que tienen una influencia puntual en nuestra salud, nuestros estados de ánimo y, en general, sobre nuestra calidad de vida. por eso aquí te compartimos tres sencillos recursos para evitar absorber la energía negativa de otros (o perder la tuya) mientras navegas ese añejo arte de las relaciones humanas:
1) Selectividad
Aunque parezca obvia esta sugerencia la realidad es que muchas personas no la practican. Es fácil, si tu socialmente te mueves en un pantano, o una especie de campo minado energético, será difícil que logres navegarlo son absorber una buena cantidad de bajas frecuencias (pesimismo, envidia, etc). Por eso lo primero es elegir intuitivamente las personas de las cuales decides rodearte (habrán personas de bajas frecuencias con las que tendrás que tratar inevitablemente a lo largo de la vida, pero si además, voluntariamente te rodeas de este perfil, entonces la tarea será demasiado difícil).
2) Responsabilidad
Apende a observar el cómo te sientes frente a determinadas personas, qué emociones te despiertan o que estados de ánimo favorecen en ti estas. A fin de cuentas el resultado de tu interacción social tiene que ver no solo con tus elecciones, también con la forma en la que te paras frente a cierta gente (esto en el caso de tratar por obligación con personas de baja frecuencia).
3) Soledad
Es muy probable que hayas notas que cuando estás solo ocurre algo que bien podríamos llamar regeneración. Los momentos de soledad son fundamentales para digerir, mental y metafísicamente, el intercambio que sostenemos cuando estamos con otras personas. De hecho, recién se publicó un estudio que advierte que la interacción social, no importa si es voluntaria y disfrutada, conlleva siempre un desgaste para el individuo. Así que si aprovechas tus momentos a solas seguramente estarás más solido cuando te toque interactuar con personas que, en caso de estar vulnerable, te drenarán la energía.
La interacción social, y el intercambio energético que conlleva, es un factor determinante en nuestro bienestar (por eso hay que practicarla con inteligencia)
Nuestra vida se podría resumir, desde cierta perspectiva, en un efervescente intercambio de energía con lo que nos rodea. Esta misma premisa aplica a nuestra vida social, solo que en ese plano nuestro entorno se acota a las personas con las que interactuámos a lo largo del camino, ya sean amigos, desconocidos, colegas, incluso gente con la que tratamos con el simple hecho de pensarla o recordarla, sin necesidad de un contacto físico.En esta danza interactiva, es fácil que quedemos impresos con la energía de esas personas, lo cual en sí es una dinámica fascinante, pero que también, cuando se trata de energía negativa o de bajas frecuencias, resulta nocivo, incluso tóxico.
Sin sugerir un estado paranóico ni mucho menos, en cambio queremos recalcar la importancia de una higiene metafísica. Es decir, hacer conciencia sobre todos los factores intangibles que tienen una influencia puntual en nuestra salud, nuestros estados de ánimo y, en general, sobre nuestra calidad de vida. por eso aquí te compartimos tres sencillos recursos para evitar absorber la energía negativa de otros (o perder la tuya) mientras navegas ese añejo arte de las relaciones humanas:
1) Selectividad
Aunque parezca obvia esta sugerencia la realidad es que muchas personas no la practican. Es fácil, si tu socialmente te mueves en un pantano, o una especie de campo minado energético, será difícil que logres navegarlo son absorber una buena cantidad de bajas frecuencias (pesimismo, envidia, etc). Por eso lo primero es elegir intuitivamente las personas de las cuales decides rodearte (habrán personas de bajas frecuencias con las que tendrás que tratar inevitablemente a lo largo de la vida, pero si además, voluntariamente te rodeas de este perfil, entonces la tarea será demasiado difícil).
2) Responsabilidad
Apende a observar el cómo te sientes frente a determinadas personas, qué emociones te despiertan o que estados de ánimo favorecen en ti estas. A fin de cuentas el resultado de tu interacción social tiene que ver no solo con tus elecciones, también con la forma en la que te paras frente a cierta gente (esto en el caso de tratar por obligación con personas de baja frecuencia).
3) Soledad
Es muy probable que hayas notas que cuando estás solo ocurre algo que bien podríamos llamar regeneración. Los momentos de soledad son fundamentales para digerir, mental y metafísicamente, el intercambio que sostenemos cuando estamos con otras personas. De hecho, recién se publicó un estudio que advierte que la interacción social, no importa si es voluntaria y disfrutada, conlleva siempre un desgaste para el individuo. Así que si aprovechas tus momentos a solas seguramente estarás más solido cuando te toque interactuar con personas que, en caso de estar vulnerable, te drenarán la energía.