Cada una de las cosas, y seres que habitan en este y otros planetas y dimensiones, son manifestaciones de la Conciencia Absoluta. Nada está fuera de la Conciencia, ya que la Conciencia lo es todo; es el espacio-silencio en el cual todo surge y acontece.
Si todo es Conciencia, entonces ¿porqué hay tanta maldad y tanto sufrimiento en el mundo?
La respuesta es muy sencilla: porque no puede haber paz y felicidad sin haber experimentado antes el dolor y el sufrimiento.
La Conciencia crea la dualidad, los opuestos, para experimentarse a sí misma a través de dichas polaridades.
No hay ningún objetivo en ello, ningún fin. La Conciencia ya es consciente de si misma, pero en su juego de la experimentación, juega al olvidarse a sí misma, para volver a reconocerse como lo que es. Y este reconocimiento lo hace a través de la estructura humana. Al menos en nuestro mundo.
La Conciencia es la que emprende este juego divino de crear formas y estructuras diferentes; siendo cada forma y cada estructura, conciencia manifestada.
Posteriormente, en cada una de sus formas y estructuras, se identifica con su propio cuerpo-mente individual creado, y en esa identificación, se sumerge tan intensamente en las distracciones mentales y externas, que se olvida de sí misma.
Como ocurre en todos los movimientos existentes aquí en la existencia manifestada; un movimiento de expansión y retroceso, como por ejemplo el nacimiento y la muerte del cuerpo físico, la inhalación y exhalación de la respiración, etc, la Conciencia también sigue su propio movimiento de expansión y retroceso.
Por tanto, crea el mundo manifestado para jugar al juego del olvido y al movimiento de expansión y retroceso.
Todo lo que está sucediendo en el mundo, no es ni malo ni bueno, es lo que tiene que suceder. Todo es perfecto y forma parte del juego de la Conciencia. Es necesario experimentar una etapa de crisis, dolor y sufrimiento, antes del Despertar, del Reconocimiento de sí misma. Porque sin los opuestos, no habría Despertar.
Bajo esa etapa de crisis y sufrimiento, todo deviene conforme a la ley del karma, que es la ley del equilibrio. Toda energía debe volver al equilibrio. Por tanto, todo lo que cada ser emita, lo experimentará de vuelta en el mundo manifestado.
No existen culpables, no hay nada que esté yendo mal, cada experiencia que la vida te pone delante, es una consecuencia de tu propia responsabilidad. Si en el pasado (o vidas pasadas) has infligido dolor a otros, eso se te devolverá y experimentarás dicho dolor. Así actúa la ley del equilibrio.
La humanidad se ha alejado demasiado de su centro. Se ha olvidado completamente de la divinidad que hay en su interior. No hay equilibrio, solo una atención permanente en el exterior, olvidando mayoritariamente poner su atención en el corazón. Pero todo esto es parte del juego de la Conciencia.
El trabajo de cada ser humano es ir hacia dentro, poner atención al interior, al corazón y ejercer la práctica del Silencio.
El propósito del ser humano, es despertar la conciencia. Y para ello, debe vivir una etapa de dolor y oscuridad... Solo experimentando la dualidad, habrá despertar.
Camino al Despertar