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Bhagavad-gita: Las enseñanzas eternas acerca del yo y el Universo

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por Renate Sacimata Kaderli (Suiza)
El lenguaje metafórico de los Puranas, las historias de la sabiduría de India, alaban el estudio del Bhagavad-gita en la siguiente analogía:
Los Upanishads son como un rebaño de vacas. Bhagavan, el ser Supremo, adopta el papel del ordeñador. Bajo sus manos fluye la leche de la sabiduría de los Upanishads que emerge de las ubres y se convierte en el Bhagavad-gita. Ahora pueden venir los terneros –los estudiantes y los Yogis– y beber la sabiduría del Imperecedero.
Todos los días somos bombardeados con dosis masivas de información que provienen de radio, televisión, vallas, computadoras, libros, revistas, periódicos, películas, grabaciones, etc. Casi sin excepción, esta información está diseñada para que nos veamos a nosotros y al mundo que nos rodea en una forma materialista, pues esbosan un panorama  donde la existencia tiene su origen en la coincidencia y la selección, y cuyo sentido inherente –si es que lo tiene- lo puede dar cada persona según su propio punto de vista.
Como consecuencia de esto, dentro de nosotros se ancla fuertemente el concepto del “yo“ (yo cuerpo) y “mío” (mi prestigio, mi familia, mi propiedad etc.) Dirigimos todos nuestros pensamientos y deseos de acuerdo a esos conceptos. Las campañas publicitarias de cualquier índole son muy exitosas cuando se basan en esos conceptos y nos inducen a desarrollar simpatía y aversión, para que, de acuerdo a esas influencias, cambiemos nuestra opinión, y compremos ciertos productos o votemos por ciertos candidatos.
Afortunadamente, más y más personas están comenzando a sentir, ya sea de una manera vaga o muy claramente, que existe algo más que nuestro propio cuerpo que alimentamos, vestimos y llevamos de acá para allá en automóviles o aviones. Esas personas también empiezan a sentir que el vasto Universo es más que una simple tarima para los suntuosos desfiles de triunfos y desastres económicos y políticos de la humanidad. Tarde o temprano la mayoría de nosotros nos detenemos a preguntarnos: ¿Quién soy yo? ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Para qué todo este mundo? ¿De dónde viene y cuál es su propósito?
Durante miles de años, personas inquisitivas han consultado el Bhagavad-gita -el diálogo eterno entre el Señor Krishna y su discípulo Arjuna- en busca de respuestas a sus más profundos cuestionamientos acerca del yo y del Universo. Las enseñanzas del Gita -considerado la joya de la sabiduría espiritual de India- trascienden las limitaciones de tiempo y lugar para aplicarse a los esfuerzos humanos más fundamentales de comprender la identidad y la existencia. En el Bhagavad-gita se habla sobre la conciencia, la reencarnación, la ley del karma, el origen del Universo, las técnicas de meditación y otros temas.
Las enseñanzas del Gita han marcado a India a nivel cultural, social, ético e incluso político por miles de años, no solamenten en los famosos tiempos védicos, sino también mucho después, a pesar de las influencias extranjeras de griegos, musulmanes e ingleses. Aún en la actualidad la mayoría de los indios considera que esta obra es la guía completa y práctica espiritual de la vida. El Gita nos permite penetrar en los cimientos metafísicos y psicológicos de la cultura védica, tanto tradicionales como contemporáneos.
El Bhagavad-gita también influyó en la ideología de muchos filósofos, científicos y autores de occidente. David Thoreau escribió lo siguiente en su periódico: “Todas las mañanas baño mi intelecto en la filosofía creadora del mundo del Bhagavad-gita… en comparación, nuestra civilización y literatura moderna parecen triviales y lamentables”. El Bhagavad-gita consta de 700 versos en sánscrito y es parte del Mahabharata, el cual consta de 100,000 versos. Es conveniente mencionar que es una de las obras literarias más importantes de la humanidad y que, al transcurrir el tiempo, se le han hecho más comentarios que a cualquier otro libro.
El Bhagavad-gita como todo el clásico que es, es por seguro la obra literaria más importante de la cultura védica. Tradicionalmente los Vedas no son literatura, sino una revelación hecha en palabras que ha sido entregada en una larga sucesión discipular de maestros calificados a los estudiantes calificados, tal como lo hicieron Krishna y Arjuna en su conversación del Bhagavad-gita.
En occidente los Vedas son conocidos como una gigantesca obra literaria, base de la filosofía védica y la espiritualidad. Existen 108 Upanishads que conforman los comentarios más importantes de los Vedas. Como resumen de los Upanishads al Bhagavad-gita también se le conoce como Gito-panishad.

Aunque ha sido publicado y leído como un libro independiente, el Bhagavad-gita aparece originalmente como un episodio del Mahabharata (o la gran épica histórica), donde ocupa desde el capítulo 25 hasta el 42 del Bhisma Parva, en el cual se describen las hazañas del gran guerrero Bhisma. Tradicionalmente se ha atribuido el trabajo de autor a Vedavyasa (Srila Vyasadeva), quien es considerado por la ortodoxa historiografía védica como la “encarnación literaria de Dios”. Vedavyasa apareció hace aproximadamente 5,000 años para recopilar la eterna filosofía védica al comienzo de la era de kali-yuga, la era actual de ignorancia y oscuridad espiritual. Su tarea era llevar la pabra viva (hablada de un maestro calificado a un discípulo calificado) a las letras.
Cuando empezamos a leer el Gita, encontramos que es una narración no hecha por los participantes de la batalla de Kurukshetra, sino por Sanjaya, discípulo de Vyasadeva. Situado lejos de la batalla, Sanjaya es capaz de relatar los sucesos que tienen lugar allí gracias a que le son revelados por Vyasadeva a través de una visión sobrenatural. De esta manera le es posible al rey ciego Dhritarastra –cuya cegera no sólo abraza sus ojos sino todo su ser–, formar parte de la instrucción y la revelación.
El Bhagavad-gita es un diálogo entre el Señor Krishna y Arjuna. Este diálogo ocurre justamente antes del comienzo del primer encuentro bélico en la batalla de Kuruksetra, la gran guerra fratricida entre dos ejércitos, Kauravas y Pandavas, para determinar el destino político de esa época: en la era en que comenzaba a amanecer, aparecerían la riña y la hipocresía (Kali-Yuga) y debía decidirse el destino político de esta era.
Arjuna, uno de los famosos hermanos Pandavas, de repente dudó en ejecutar su deber. Su deber como guerrero era otorgar refugio a los débiles bajo toda circunstancia, abogar por el bienestar de sus protegidos y responder por una soberanía justa, incluso si todo esto significaba ir a la guerra. Pero cuando vio que muchos de sus familiares y antiguos maestros -a los cuales aún respetaba e incluso amaba- estaban listos para pelear en el bando contrario, lo abrumaron sus sentimientos y por lo tanto prefería irse a vivir al bosque como ermitaño antes que regar tanta sangre en una batalla.
Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, encuentra a Arjuna totalmente perplejo y en ilusión. Krishna decide entonces iluminar a Arjuna, recordándole su deber social como guerrero y, algo más importante aún, su deber eterno y su naturaleza (sanatana-dharma) como entidad espiritual eterna en relación con Dios.
Bhagavan Krishna (La Suprema Personalidad de Dios) acepta ser el conductor de la cuadriga de su amigo y devoto Arjuna. Cuando Arjuna se dirige a Krishna con sus dudas, Éste le instruye acerca del Dharma (el deber social religioso) y el Yoga. Krishna no lo obliga, no lo amenaza, sino que le revela la naturaleza divina de todos y en todos, incluso se revela a sí mismo como Bhagavan: Arjuna es su querido amigo y por lo tanto, le brinda la libertad de que decida por él mismo.
Así, te he explicado lo más confidencial de todo el conocimiento. Delibera sobre esto plenamente, y luego haz lo que desees. Puesto que eres mi muy querido amigo te estoy contando la parte más confidencial del conocimiento. Oye esto de Mí, pues es para tu beneficio” (Bg. 18.63/64).
Gita significa canción y Bhagavad se refiere a la palabra “Bhagavan”, un término en sánscrito que significa Dios, el poseedor (vat) de todas las opulencias (bhaga). El Bhagavad-gita es, entonces, el canto del Señor de todas las opulencias, es decir, el canto de Dios.
FUENTE revistamanu.com

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