ME HE DADO CUENTA DE QUE HAY MOMENTOS EN LA VIDA EN LOS QUE NO SOMOS CONSCIENTES DE LO QUE HACEMOS. SUELEN COINCIDIR CON SENTIMIENTOS, PENSAMIENTOS Y EMOCIONES FUERTES, Y SE DAN EN DOS DIRECCIONES EN AQUELLAS QUE ROZAN LA GLORIA O LAS QUE NOS PONEN AL LÍMITE, COMO SE DICE COLOQUIALMENTE NOS PONEN A LOS PIES DEL ABISMO.
He tenido ocasión de tener delante a personas que han hecho grandes ofensas a otras o, por el contrario, a personas que han puesto el mundo a los pies de una tercera. En ambas ocasiones la percepción de lo que han protagonizado ha sido la misma. No se reconocen en la intensidad de sus actos. Ni en los malos, ni en los buenos.
Es realmente algo a tener en cuenta, porque quien sufre o goza de tales acciones les juzga en consecuencia; y hace florecer dentro de sí, el rencor, el odio o el amor sin medida.
Frecuentemente, cuando se hace balance o valoramos lo que hemos sufrido a causa de las acciones ajenas unas veces o gozado otras, no somos justos. Y no lo somos porque es difícil ser imparciales; no nos damos cuenta que ellos tal vez nunca quisieron hacerlo tan mal o tan bien. Y de hecho quienes realizan dichas acciones, ellos mismos las quitan importancia.
Ante estas situaciones no nos queda más remedio, que desarrollar nuestra capacidad de comprensión y si realmente no fueron conscientes del daño que hacían o de la felicidad que proporcionaban, tampoco lo serán más tarde del dolor que causaron o del gozo que se desprenden de sus acciones.
Hay un factor que en muy pocas ocasiones somos capaces de tener en cuenta y es “la subjetividad” y es de suma importancia a la hora de valorar e integrar dentro de nosotros nuestras experiencias.
SIEMPRE NOS MOVEMOS ENTRE DOS CONCEPTOS:
1.- EL MOTIVO Y EL SENTIMIENTO DEL QUE REALIZA LA ACCIÓN
2.- LA INTERPRETACIÓN Y EL SENTIMIENTO CON QUE NOSOTROS LA SENTIMOS.
Conviene recordar que no hay dos seres humanos que piensen y sientan igual y uno de los mayores errores humanos en esta fase de aprendizaje, es intentar entender al otro con nuestra forma de pensar, eso no es posible, y esta es la base de la gran mayoría de los conflictos que tenemos a lo largo de nuestra vida.
TODO LO QUE NOS SUCEDE LO PASAMOS PARA PODERLO ENTENDER E INTEGRAR, POR DOS FILTROS:
1.- LA MENTE (LO RACIONAL)
2.- EL CORAZÓN (LO EMOCIONAL)
Y repito como no hay dos seres humanos que piensen y sientan igual, esa diferencia es la que da paso a los errores de “interpretación”.
Para entender esto que es fundamental, para no juzgar a nadie, un ejemplo muy claro que lo vemos a diario es como ante una misma situación a la que se ven sometidas un grupo de personas, cada una reacciona de una forma de diferente, es decir la situación es la misma para todos, pero debido a la escala de valores de cada uno, cada uno reacciona y actúa diferente.
POR ESO SIEMPRE QUE JUZGUEMOS A ALGUIEN NOS ESTAREMOS EQUIVOCANDO, PORQUE SOLO QUIEN HACE LAS COSAS SABE EL MOTIVO POR EL QUE LAS HACE, LOS DEMÁS CUANDO LAS RECIBIMOS, LAS INTERPRETAMOS.
Por eso es inútil valorarlo a tiempo pasado. Nadie es igual que ayer, ni nadie será igual que mañana.
Cada situación en la que nos vemos descolocados nos impele a comportarnos de forma extraña a lo que somos por eso no nos reconocemos luego cuando alguien nos dice lo que pasó. Es como si nos hubiésemos transformado momentáneamente y en ese cambio perdiésemos la memoria.
Luego cuando llega la calma, todo vuelve a su ser y seguro que quien fuimos en aquel centro del volcán ya no está.
Todos a lo largo de nuestra vida pasamos por estas experiencias a nivel personal lo he experimentado varias veces y he comprobado ambas cosas. Quien me causó dolor inmenso y quien me elevó al cielo. También me he dado cuenta de que esas dos personas no se han dado ni la mitad de la cuenta de lo que hicieron.
¿Puedo sentirme mal por lo que pasó, en un caso, o por lo que ha dejado de pasar en el otro?
NO QUEDA OTRO CAMINO QUE NO SEA LA ACEPTACIÓN Y LA INFINITA COMPRENSIÓN, CON EL CONVENCIMIENTO QUE LO MISMO QUE LO HE SUFRIDO YO, A LA VEZ ABRE SIDO CAUSANTE DE QUE OTROS LO SUFRAN.
ASÍ QUE MIS QUERIDOS LECTORES/AS, NO JUZGUEMOS, SIMPLEMENTE PRACTIQUEMOS EL ARTE DE ACEPTAR A CADA CUAL COMO ES (NO COMO NOSOTROS DESEÁSEMOS QUE FUESE), LO QUE NOS LLEVARA A TENER UN NIVEL DE FELICIDAD, MAYOR CADA DÍA.