«La gente malvada también se parece a quien agita el polvo contra el viento. El polvo no se levantará sin perjudicarle.
»Por eso el sabio nunca saldrá herido, pues la maldad acabará destruyendo a los propios malvados.»
RECUÉRDALO. Vamos haciendo cosas contra nosotros mismos. Vamos haciendo cosas suicidas. Vamos haciendo cosas que destruirán nuestro futuro. Todos los actos que realizas definen en cierto modo tu futuro. Ten cuidado, no hagas algo que vaya a perjudicarte. Y siempre que intentes dañar a alguien, te estarás dañando a ti mismo. Siempre que intentes herir, que quieras herir, estarás creando “karma” para ti mismo. Serás tú el que salga herido.
En una ocasión, un hombre escupió al Buda, es cierto. El Buda se limpió el rostro y preguntó: «¿Tiene usted algo más que decir?». El hombre se quedó perplejo, asombrado. No esperaba aquella reacción. Pensaba que el Buda se enfurecería. No daba crédito a sus ojos. Se quedó mudo, pasmado.
Ananda, discípulo del Buda, se hallaba sentado a su lado. Ananda se enfureció muchísimo, y le dijo al Buda:
—¿Pero esto qué es? Si dejas que la gente haga eso la vida se torna imposible. Dímelo y lo pondré en su sitio.
Este Ananda era muy fuerte. Había sido un guerrero, era primo hermano del Buda, y también príncipe. Estaba muy enfadado, así que dijo:
¡Qué tontería!. Dame permiso y le daré lo que se merece.
El Buda se rió y dijo:
—Él no me sorprende, pero tú sí. ¿Por qué te pones así? No te lo ha hecho a ti. En cuanto a su escupitajo contra mí, sé que en alguna vida pasada debí insultarle. Hoy estamos en paz. Me siento feliz.
—Gracias, señor –le dijo al hombre–. Le estaba esperando para cerrar esa cuenta pendiente. En algún momento debí insultarle. Puede que usted no lo recuerde, pero yo sí. Puede que usted no lo sepa, pero yo sí. Puede haberlo olvidado porque no es usted muy consciente, pero yo no. Hoy me siento feliz porque usted llegó y zanjó la cuestión. Ahora estamos libres el uno del otro.
—Han sido mis propios actos –le dijo a Ananda– los que han revertido en mí.
Sí, claro, cuando escupes contra el cielo hace falta un cierto tiempo para que el esputo regrese. No lo hace de inmediato, depende de muchas cosas. Pero todo acaba volviendo. Todos tus actos no hacen sino sembrar, y algún día deberás cosechar, un día deberás obtener los frutos.
Si hoy eres desdichado, se debe a que las semillas han florecido. Esas semillas debiste plantarlas en algún momento del pasado, en esta o en otra vida, en algún lugar. Lo que eres hoy no es más que tu pasado acumulado. Todo tu pasado es tu presente. Todo lo que vayas a ser mañana no será más que lo que estás haciendo hoy.
El pasado no tiene remedio, pero se puede hacer mucho de cara al futuro. Y cambiar el futuro es cambiarlo todo. Si empiezas a cambiar tu modo de vivir, tu manera de estar atento, si empiezas a comprender las leyes de la vida... una de las leyes fundamentales es la del karma: lo que siembres es lo que recogerás.
No lo olvides ni un solo instante. Porque olvidarlo ya te ha creado mucha desdicha. Recuérdalo. Los viejos patrones y las viejas tendencias te obligarán una y otra vez, por pura costumbre, a realizar esos mismos actos. Recuérdalo y abandona los viejos hábitos, abandona las reacciones mecánicas; sé más consciente. Un poco de consciencia provoca muchos y GRANDES CAMBIOS.
OSHO – Libro: Dijo el Buda...
FUENTE https://www.facebook.com/oshosabiduria/posts/1036067923078489:0