Si creemos que somos el cuerpo y la mente, caemos bajo las leyes del karma, o de causa y efecto.
La causa y efecto existen debido al tiempo y al espacio. Si no hubiera tiempo y espacio, no habría causa y efecto.
En realidad no existe el tiempo y el espacio, y no hay causa y efecto. Pero en el mundo relativo, en el mundo de las apariencias, existen.
La causa y efecto es otro nombre para la ley de retribución —lo que siembras, cosecharás— o la ley del karma.
Imagina que estás mirando a través del ojo de una cerradura y todo lo que puedes ver a través del ojo de la cerradura es a alguien que es asesinado por otra persona. Ves a un hombre matar a una mujer a través del ojo de la cerradura, y todos tus conceptos giran entorno a eso. Así es como vemos el mundo, a través del ojo de una cerradura. Vemos solo una parte de la imagen.
Pero digamos que abres la puerta en vez de mirar por el ojo de la cerradura. Podrías mirar hacia la izquierda, y ver tal vez en una vida anterior a la mujer matando al hombre. Es a la inversa.
Ahora, en esta vida el hombre está matando a la mujer, y entenderías lo que está pasando. De ahí irías hacia adelante. Podrías mirar a la derecha y ver que los dos están juntos de nuevo, riendo y pasando un buen rato, y te darías cuenta de que nadie ha matado y nadie ha muerto. Es todo un juego. Podrías ver el cuadro completo. Pero mientras estés mirando sólo a través del ojo de la cerradura vas a tener una visión limitada de las cosas y harás juicios parciales.
Es por eso que se nos dice que no juzguemos, porque sólo tenemos una imagen limitada.
Cada cosa que ves en tu vida, la estás mirando a través del ojo de una cerradura. Cuando despiertas, la puerta se abre. Eso es todo. Entonces comprendes por qué todo está sucediendo, y de dónde viene.
La mayoría de las personas reaccionan a todo lo que oyen, ven, huelen, tocan y gustan. Siempre están enojados, siempre están enfadados porque no están consiguiendo lo que quieren. Esto es mirar a través del ojo de la cerradura.
Esta es la razón por la cual los sabios permanecen tan tranquilos y nunca reaccionan ante nada. No es porque no les importe. Ellos ven la imagen completa. La puerta se ha abierto para ellos. Y luego ven la imagen final, y se ríen de todo el juego. Porque nadie ha perdido nada y nadie ha ganado nada.
Para cada acción hay una reacción igual y opuesta. Esa es la ley de la física. Es lo mismo que la ley de causa y efecto. Todo lo que haces tiene una consecuencia, no hay escape de ella. A menos que te gires hacia dentro y ya no reacciones a nada. Entonces trasciendes la ley y eres libre. Pero mientras creamos todavía que somos el cuerpo, estamos bajo esta ley.
Así es como funciona:
La tierra es tu mente y las semillas son tus pensamientos. Todas aquellas semillas que se siembren en la tierra, van a dar sus frutos, por tanto, todos aquellos pensamientos en tu mente, van a tener sus consecuencias.
La causa es la siembra de la semilla en la Tierra, es decir, el pensamiento en tu mente. Y el efecto es el resultado que se obtiene de la siembra de semillas, es decir, las consecuencias de los pensamientos en tu mente.
Estamos constantemente sembrando semillas y por tanto recibiendo sus frutos.
Si no queremos experimentar determinadas cosas, como el sufrimiento, no debemos crear la causa. Es decir, si no deseamos sufrir, no debemos tener pensamientos negativos, ni generar sufrimiento a los demás.
Pero aún cuando no generamos sufrimiento en los demás, si aparece una experiencia de dolor y sufrimiento, es debido a las semillas que sembraste en una vida anterior. Creaste la causa en ese momento y el efecto vuelve ahora a ti después de muchas vidas.
Por eso hay situaciones que no comprendemos, porque no nos acordamos de lo que hicimos en vidas anteriores. No recordamos lo que sembramos en vidas pasadas.
Por ejemplo, cuando Mahatma Gandhi murió, le dispararon.
¿Por qué un hombre tan honorable como él recibiría un disparo?
Las últimas palabras que dijo a su atacante fueron: "Te perdono y te doy las gracias hijo mío". Porque se daba cuenta de que en alguna otra vida anterior había puesto en marcha la causa. Y éste era el efecto que él recibía. Esto es lo que se llama "Karma Retardado".
Luego está el karma instantáneo. Cuando tienes la intención, el pensamiento de dañar a alguien que está justo a tu lado y el que acaba dañado eres tú. Esto se llama karma instantáneo.
Tomemos otro ejemplo:
Henry me invita a su casa. Entro en su casa, voy al frigorífico y digo: "¿Qué hay para comer?" Y empiezo a comer todo lo que tiene en la casa.
Entonces le digo a Henry: “¿me prestas tu coche?” Y Henry que es un buen chico me dice: "claro". Así que tomo prestado el coche y destrozo su coche. Le rompo los faros, el parabrisas y lo vuelvo a aparcar como si nada hubiera pasado. Y Henry que es un buen chico, no dice nada.
Entonces le digo: "Henry ¿me puedes prestar quinientos dólares?" Así que Henry que es un buen chico dice: "claro". Y yo sin esperar nunca devolvérselo, tomo el dinero.
Ahora, ¿qué sucede?
Al no reaccionar, Henry se convierte en neutral.
Cuando eres neutral, no acumulas karma de nuevo. Has terminado con esa parte de tu vida. Cuando reaccionas, acumulas karma.
¿Qué me sucederá? Tendré que experimentar el efecto en algún momento, de alguna manera, de lo que le he hecho a Henry. Tiene que volver a mí de alguna manera. Tal vez no en esta vida, pero volverá en una próxima vida, no hay escape.
Por eso, cuando vemos ciertas cosas en la vida que no entendemos, no debemos juzgar, porque todo está desarrollándose como se supone que debe hacerlo.
Todo está bien y todo se desarrolla como debe.
Otro ejemplo:
La gente va en busca de un Satguru, un maestro.
Ellos van a todas las personas que pueden encontrar. ¿Y qué es lo que hacen? Tratan de aprender todo lo que pueden.
Maman del Satguru hasta dejarlo seco. Tratan de absorber todo su conocimiento. Pero ¿le dan sus corazones? ¿Se entregan a él? ¿Cuidan de él? ¿Hacen algo por él?
La mayoría de los occidentales no. Ellos sólo vienen a tomar, pero no a dar de sí mismos o cualquier otra cosa. Y cuando han escuchado lo suficiente se van a alguien más y hacen las mismas cosas. Así veinte años pasan, y luego se preguntan por qué no han hecho ningún progreso.
La vida es algo recíproco. Ambas partes tienen que dar y luego se funden en una. Pero si una parte da y la otra parte toma, caen bajo la ley de causa y efecto. Y consiguen exactamente lo que dan.
Aquí está otro ejemplo:
Decidí que mañana voy a robar el Security Pacific Bank.
Así que llega mañana y escribo una nota. Y la nota dice: "Tengo 25 granadas de mano, un bazoka y una ametralladora en mi bolsillo, denme inmediatamente quinientos mil dólares o vuelo el banco".
Lógicamente quien lee la nota está asustado, y me da los quinientos mil dólares. Y me alejo sin problemas, nadie me atrapa. Voy a Canadá. Pasan diez años. Entro en los negocios y tengo éxito, pero luego algo sucede y los recaudadores de impuestos vienen tras de mí. Hay un gravamen de impuestos de todos mis tratos con mi negocio y les debo quinientos mil dólares, que ellos recuperan de mí. Me voy a la quiebra y estoy de vuelta donde empecé.
Todos somos la misma esencia, Consciencia Pura. Todo lo que hacemos a los demás, nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Si dañamos a los demás, nos dañamos a nosotros mismos, y la vida reunirá las circunstancias precisas para que eso suceda.
Si beneficiamos a los demás, nos beneficiamos a nosotros mismos. Todo es por ley de causa y efecto, ley del equilibrio. Pero, si no reaccionamos, esta ley del karma desaparece.
No hay errores.
La ley se cumple. La única manera de escapar de esta ley es NO REACCIONAR A CUALQUIER COSA QUE VIENE A TI. Porque todo lo que te sucede es de naturaleza kármica.
Si reaccionas, tú mismo estás creando más karma y estás acumulando más karma. Pero, si te das cuenta de que no eres el fenómeno cuerpo-mente, llegas a ser totalmente libre y absuelto y emancipado. Y ya no hay más un ir y venir para ti. Te vuelves totalmente libre.
- “Tal vez podría darnos algunos consejos sobre cómo no reaccionar, puesto que parece tan difícil.”
- Es muy sencillo, cada vez que te enfrentas a un reto o a un problema, actúa pero no reacciones.
- “¿Cuál es la diferencia?”
- Cuando actúas eres espontáneo. Cuando actúas no piensas, es la misma vida manifestándose a través de tu cuerpo-mente. Haces lo que hay que hacer, y se acabó. En cambio, cuando reaccionas, sí hay pensamientos, los pensamientos vienen a tu mente. Y los pensamientos están condicionados; tienes miedo, ira, celos, cólera, frustración, venganza, lo que sea y luego reaccionas. Por tanto, reaccionas desde tus pensamientos condicionados. Pero cuando actúas, no hay pensamientos, no hay condicionamientos, simplemente actúas desde el no-pensar, actúas desde el corazón, desde el ser, desde esa profundidad espontánea. Esa es básicamente la diferencia.
- “¿Qué pasa con las emociones? Quiero decir, ¿reaccionamos a las emociones?”
- Es lo mismo. Tu mente no conoce la diferencia entre un pensamiento y una acción. Tú sí. Así que cuando estás planeando matar a alguien, tu mente cree que ya has actuado y lo has hecho, incluso si nunca lo llevas a cabo. Y eso acumula más karma para ti. Los pensamientos son objetos, son conceptos, son cosas.
Por ejemplo, la mente no conoce la diferencia entre un cáncer y un resfriado. Pero tú crees que el cáncer es mortal y un resfriado se pasa rápido. Así que si coges un resfriado, el sistema hará que pase rápido. Pero si tienes un cáncer, el sistema considera que es como la muerte. Por lo tanto viene el miedo, viene la preocupación y finalmente mueres. Pero tú has puesto en marcha la causa por tu creencia, así es como funciona. Por tanto, los pensamientos y las acciones son lo mismo. No hay diferencia.
Lo importante es liberarte de los pensamientos. No pensar más allá de tus narices. Date cuenta cada vez que piensas, y pregúntate: "¿A quién vienen estos pensamientos? ¿Quién piensa estos pensamientos? ¿A quién vienen?" Y te darás cuenta de que vienen a mí. Yo pienso estos pensamientos.
Todo está conectado al yo. Todos tus pensamientos están conectados al yo. Deshazte del yo y todos tus problemas se irán con él. Sigue al yo hasta su fuente, su fulminación. Concéntrate en la fuente del yo y descubrirás que el yo no existe, y serás libre.
El yo te conduce a la nada, a la libertad, a la liberación. Así que si tomas como lo principal en tu vida el auto-indagar en el “yo”, llevar tu atención al “yo” todo el tiempo, llegará un momento en que te liberarás, ya que el “yo” desaparece, pues no existe en realidad, el “yo” es un pensamiento, va y viene, y todo lo que va y viene, no es real.
Siempre y cuando tengas un sentido del yo, tienes problemas. Porque siempre dices: "Yo estoy enfermo, yo soy pobre, yo soy feliz, yo soy infeliz," y así sucesivamente. Y estás viviendo en el mundo de la dualidad. Así que cuando sigues al yo hasta su fuente, todos los conceptos desaparecen con el yo y no queda nadie que piense. Finalmente eres libre.
También deberías preguntarte: "¿Para quién es el karma? ¿Quién tiene que experimentar karma? ¿Quién tiene que experimentar la causa y el efecto?" Pronto te darás cuenta de que esto es sólo para tu ego, no para ti. Tú eres libre y no tienes nada que ver con eso. Al trascender el ego, el karma se va y te vuelves totalmente libre.
Cuando comienzas a ir hacia adentro, cuanto te tomas tiempo para olvidarte un poco del mundo, y comienzas a preguntarte, "¿De dónde viene el mundo?" y empiezas a investigar dentro de ti mismo, "¿De dónde viene mi mundo? ¿Cómo se originó?" Al comenzar a hacer esto cada día, cada día, cada día, a medida que comienzas a cuestionarte a ti mismo, "¿Por qué he nacido? ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy pasando por esta experiencia? ¿Quién está pasando por esta experiencia?" cuanto más lo haces, y cuanto menos reaccionas a tus condiciones, más pronto despertarás. Te liberarás.
Así que despertar no es algo que tienes que buscar. Despertar no es algo que alguien te puede dar. Despertar es darte cuenta de tu verdadera naturaleza. Es ver tu verdadero ser. Tú ya estás despierto, pero crees que estás dormido. Crees que eres un ser humano, crees que todas tus experiencias son reales.
Y si vas un poco más alto, crees que todas tus experiencias son kármicas. Pero no hay karma. Tú eres brillante y resplandeciente tal como eres. Pero si quieres jugar al juego del karma, puedes hacerlo. Es un juego.
Entonces, ¿de dónde viene el karma? Lo creaste con tu mente. Tú creas tu propio destino.
Y sigues regresando una y otra vez, y otra, y otra, y otra, y otra vez, teniendo todo tipo de experiencias, hasta que en un siglo a partir de ahora, o mil millones de años a partir de ahora, te cansas de jugar al juego y dices: "Espera un momento. Me parece que estoy dando vueltas en círculo. ¿Alguna vez se acabará?"
Y luego, finalmente, te preguntas, "¿Para quién es el juego? ¿Quién cree en su humanidad? ¿Quién cree en sus experiencias? ¿Quién es el que parece sufrir o quién es el que parece ser feliz?"
Recuerda que la felicidad humana y el sufrimiento humano son dos caras de la misma moneda. No hay ninguna diferencia. Es la Ley Universal de polaridad: cada cosa son polos opuestos de una misma cosa.
Uno se cansa de todo el asunto. Así que te planteas la pregunta, "¿Para quién es este karma? ¿Para quién es este mundo? ¿Para quién es este juego? ¿Quién tiene que pasar por estas cosas?"
Pero en vez de hacer esto la mayoría de la gente va a los psiquiatras, a los psicólogos, a los predicadores, a los sacerdotes y demás, a buscar respuestas. Estamos buscando respuestas por medios externos, y nunca puedes obtener una respuesta a tus problemas o cualquier cosa del mundo, porque el mundo cambia continuamente. Una vez la respuesta puede ser de una manera y en otro momento la respuesta puede ser de otra manera, según las circunstancias, dependiendo del momento. Todo esto es imperecedero.
La verdadera respuesta está dentro de ti mismo. La solución está dentro de ti. Sin embargo lo haces incorrectamente cuando estás tratando de resolver un problema con otro problema, que es tu mente.
No puedes utilizar tu mente para resolver un problema, porque para empezar tu mente es la causa del problema. Y no puedes pedir a nadie más la solución, ya que están utilizando su mente para darte la solución de lo que ellos piensan que es correcto.
La respuesta por supuesto es conocer tu Ser. Cuando enfocas la atención en el Ser, el problema se resuelve automáticamente.
¿Cómo enfocas tu atención en el Ser? Preguntándote: "¿Quién soy yo?" o "¿Qué es lo que soy?"
Cuando algo sucede en tu vida que deseas cambiar, no trates de cambiar lo que te está molestando, porque si lo haces, va a surgir en otro lugar. Ve directo a la fuente.
"¿Cuál es la fuente de mi depresión? Yo. Yo estoy deprimido.
¿Quién es el yo que está deprimido? ¿Quién es este yo?"
Nunca respondas. Sólo ten una actitud de observar cuando haces la pregunta. Y te darás cuenta de que algo muy interesante comienza a suceder cuando llegas a esta etapa. Te darás cuenta de que comienzas a sentirte mejor y mejor y mejor, e incluso comienzas a reírte de ti mismo. ¿Por qué? Porque vas a la fuente del yo. Y la fuente del yo es la Realidad absoluta, la consciencia pura. Lo que significa, que el yo no existe. Nunca existió. Es una ilusión óptica.
Tú no eres un yo. Y si no eres un yo, no tienes ninguno de los problemas que vienen con él. Esto significa que tú no eres el fenómeno cuerpo-mente. Tú no eres el hacedor. No eres el sufridor. No eres la persona que crees que eres.
Ya que todas estas cosas están unidas al yo, si este yo desaparece, todo desaparece con él y tú devienes totalmente libre.
Entonces empiezas a sentir omnipresencia, porque tu verdadero Ser no es personal. Tu verdadero Ser es el Ser del universo. Tu verdadero Ser es todo. Todo es el Ser.
Basta con que te deshagas de todos tus conceptos de cuerpo, mente y yo. Todo ocurrirá por sí mismo.
Tu trabajo consiste en eliminar el concepto del “yo”.
- "¿Quién es el tú que se dirige al yo?"
- Tú mismo. Tu Ser.
- "¿Y eso no es lo mismo que yo?"
- Lo mismo, sí. Yo, mí, todo es lo mismo.
La mente vuelta hacia fuera es el yo; vuelta hacia dentro es el Ser.
El yo es el primer pensamiento. A partir del primer pensamiento “yo”, surgen todos los demás pensamientos, surge el mundo. Por eso es importante auto-indagar en el “yo”, llevar la atención en el “yo” y reposar ahí. Así es como el “yo” desaparece y lo que queda es Silencio, libertad.
Si te preguntas, "¿A quién viene el karma?" Dices: “A mí". Otra vez el “yo”. Aférrate al yo, mantén tu atención al yo y verás que el yo no existe, desaparece y lo que queda es la realidad, la Realidad Absoluta. Y la realidad se encarga por sí sola.
Así que no estamos en busca de la realidad, no estamos buscando la realidad, estamos simplemente tratando de dejar ir las otras cosas. En la medida en que dejas ir las otras cosas, en esa misma medida, te vacías de conceptos y la realidad viene por sí misma. Y entonces, hay liberación.
Cuando te sumerges totalmente en el Ser, te conviertes en algo difícil de explicar, ya no eres tu cuerpo, has entrado en el cuarto estado de consciencia, más allá de la vigilia, más allá del dormir, más allá del soñar. Has expandido tu conciencia.
No tienes que tener miedo de perder algo si entras en el cuarto estado de consciencia, tu cuerpo seguirá siendo el mismo, en cuanto a las apariencias se refiere. Harás un mejor trabajo que nunca antes en tu vida, serás más cariñoso, serás más amable, tendrás una gran compasión en lo que a tu cuerpo se refiere. Sin embargo, te darás cuenta de que, "Yo soy el Ser". ("Yo soy", es el Ser).
"Yo soy el que soy". Quedará muy claro para ti y harás que tu vida sea simple. No encontrarás ningún defecto. No reaccionarás. Serás simplemente el Ser, y serás más feliz de lo que nunca lo has sido en tu vida.
Recuerda que tu verdadera naturaleza es luz, es consciencia. No estás tratando de ser auto-realizado, no estás tratando de lograr la iluminación, simplemente debes deshacerte de las cosas que te dicen que no lo eres. Tienes que vaciarte de todos los conceptos.
Si quieres liberarte y despertar a tu Ser, entonces negarás todo lo que tenga que ver con el yo. No trates de cambiar las cosas en el mundo, todo comienza y termina en tu mente.
Cuando auto-indagas sobre el yo, esto es pura meditación. Esta es la más alta meditación, seguir al yo hasta su fuente.
Comienza por preguntar ¿quién es este yo? ¿Quién soy yo? ¿Qué es lo que realmente soy? ¿Dónde está el yo cada noche cuando voy a dormir? ¿Dónde estoy cuando voy a dormir? ¿A dónde voy yo?
Pregúntate ¿Quién necesita esas cosas mundanas? ¿Quién sufre cuando se han perdido? ¿Y quién se siente feliz cuando las tienes?
Observa tus apegos. Sé consciente de lo que realmente eres.
Mira lo que más te molesta, lo que más te enoja, lo que te hace enfadar, lo que te perturba. Obsérvate a ti mismo. Y siempre date cuenta de que lo que le está ocurriendo al yo, no eres tú. Tú no eres el yo. Porque el yo acaba desapareciendo. Lo que tú eres realmente es consciencia. Eres Realidad Absoluta. Esa es tu verdadera naturaleza.
Y la forma de descubrir tu verdadera naturaleza es siguiendo al yo hasta su fuente. Ver la fuente de donde surge el yo, y ver la fuente donde el yo desaparece. Al practicar estas cosas estás practicando pura meditación, y serás libre.
"El Ser es siempre tal como es. No puede ser alcanzado ni mejorado. Cuando dejamos de identificar el cuerpo con nosotros mismos, lo que queda es el propio Ser.
La única vía para lograr el éxito es retrotraer a la mente cada vez que intenta ir hacia el exterior y fijarla en el Ser. No hay necesidad de meditación o mantras o japa o dhyana, ni nada por el estilo, porque ésta es nuestra naturaleza real. Lo único que se necesita es abandonar el pensamiento de los objetos distintos al Ser. La meditación no es tanto pensar en el Ser, sino abandonar los pensamientos sobre el no-ser. Cuando tú te desembarazas del pensamiento de los objetos exteriores e impides que tu mente huya hacia el exterior y la introviertes en tu interior y la fijas en el Ser, lo único que hay es el Ser". (Sri Ramana Maharshi)
Robert Adams
Camino al Despertar