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Este precioso corto de Píxar enseñará a tus hijos a no decaer, a saltar con la vida, a luchar, a formar parte de sus ciclos y ante todo, a no rendirse jamás. Porque en este mundo complejo y siempre demandante, hemos de ser capaces de educar niños emocionalmente fuertes, personas capaces de sobreponerse a la adversidad.
“Bounding” (brincar, saltar) es un corto que a pesar de contar casi con 14 años desde su estreno, nos sigue encantando. Generación tras generación sigue entendiendo el mensaje y ante todo, inspirándose en dos de sus protagonistas: el pequeño cordero y esa criatura algo extraña, algo grande y toda corazón: el conejilope.
En “Eres Mamá” te proponemos que veas con tus hijos esta pequeña producción. Es divertida, es cautivadora y nos invita sin duda a más de una reflexión que queremos compartir contigo.
Enseñamos a nuestros niños a hablar, les enseñamos modales, a cruzar los pasos de cebra cuando el semáforo está en verde y les ayudamos a situar dónde se halla Venus en nuestro sistema solar. Ahora bien…¿se ocupan las familias y las escuelas de transmitirles a los niños el valor de la resiliencia, de la superación personal?¿Le enseñamos quizá que no hay que rendirse nunca por muy difíciles que se pongan las cosas?
Hasta que aparece el conejilope y con acierto, gracia y sabiduría le da una buena lección al pequeño cordero.
Como padres y madres queremos lo mejor para nuestros hijos: la mejor ropa, el mejor colegio, las mejores comodidades…
Sin embargo, no perdamos nunca la brújula emocional que guiará a los niños hacia lo que de verdad importa: su felicidad. Debemos ser guías y artífices de una crianza donde fomentar su bienestar psicológico para que se sientan siempre fuertes y capaces para hacer frente a sus retos cotidianos saltando bien alto, tocando ese cielo que sin duda merecen.
Disfruta del corto con tus hijos.
“Bounding” (brincar, saltar) es un corto que a pesar de contar casi con 14 años desde su estreno, nos sigue encantando. Generación tras generación sigue entendiendo el mensaje y ante todo, inspirándose en dos de sus protagonistas: el pequeño cordero y esa criatura algo extraña, algo grande y toda corazón: el conejilope.
En “Eres Mamá” te proponemos que veas con tus hijos esta pequeña producción. Es divertida, es cautivadora y nos invita sin duda a más de una reflexión que queremos compartir contigo.
Pase lo que pase no hay que rendirse nunca
Enseñamos a nuestros niños a hablar, les enseñamos modales, a cruzar los pasos de cebra cuando el semáforo está en verde y les ayudamos a situar dónde se halla Venus en nuestro sistema solar. Ahora bien…¿se ocupan las familias y las escuelas de transmitirles a los niños el valor de la resiliencia, de la superación personal?¿Le enseñamos quizá que no hay que rendirse nunca por muy difíciles que se pongan las cosas?
Cuando nos frustramos, nos rendimos
El camino hacia la independencia emocional pasa por aprender a controlar la frustración. Algo que todos sabemos es que los niños son egocéntricos por naturaleza: todo lo quieren y lo quieren YA.- Si no les enseñamos desde bien temprano que a veces las cosas no salen como uno quiere, daremos al mundo personas que se rinden rápido, personas enfadadas consigo mismo y con el propio entorno porque no cuentan con una buena autoestima.
“¿Tú color? ¡Qué importa! Vaya cuestión, eres púrpura, eres gris, beige o marrón, a veces vas mal, a veces mejor, si te sientes fatal mira alrededor…”
La vida son etapas y ciclos que saber entender
Nuestro protagonista es un pequeño cordero lleno de energía, vitalidad y felicidad. Es un gran bailarín, está bien abrigadito con su lana y todos en la Naturaleza lo quieren, lo saludan y se impregnan de su alegría.- Hasta que de pronto, llega la época de la esquila. El pequeño cordero se queda sin su lana, desnudo, desvalido, pequeño y frágil.
- La tristeza y la depresión se cierne sobre él. Deja de saltar, de reír, de mirar el mundo con esperanza.
Hasta que aparece el conejilope y con acierto, gracia y sabiduría le da una buena lección al pequeño cordero.
- Le da a entender que la vida son cambios, y ante cada cambio lo único que vale es la no rendición y la fortaleza de nuestra propia mente para hacer frente a la adversidad.
- Los cambios nos invitan también a poder aplicar nuevas estrategias para salir fortalecidos y renovados. En nuestro corto, el pequeño protagonista es un bailarín maravilloso. Sin embargo, tras perder su lana tal vez sea el momento de hacer cambios… Es momento de saltar, de tocar el cielo, de dejar a un lado la tristeza para superarse a uno mismo.
No te rindas hijo, debes saltar MUY ALTO
Como padres y madres queremos lo mejor para nuestros hijos: la mejor ropa, el mejor colegio, las mejores comodidades…
Sin embargo, no perdamos nunca la brújula emocional que guiará a los niños hacia lo que de verdad importa: su felicidad. Debemos ser guías y artífices de una crianza donde fomentar su bienestar psicológico para que se sientan siempre fuertes y capaces para hacer frente a sus retos cotidianos saltando bien alto, tocando ese cielo que sin duda merecen.
- Saltar alto es entender que son amados y que son dignos de luchar por sus propios sueños.
- Saltar alto es enseñarles que a veces la vida es complicada, pero que en nuestro interior se hallan todos los recursos para sobreponernos, para ser felices de nuevo.
- Saltar alto es no rendirse, es entender que nadie tiene derecho a hacernos daño, a decirnos que no merecemos ser felices, que somos inferiores, feos, ingenuos o torpes.
- Saltar alto es encontrar fuerza en nuestra propia autoestima para coger impulso y tocar la luna para bailar con las estrellas.
- Saltar alto es saltar primero con nuestros hijos para que poco a poco, sean ellos mismos quienes recorran sus propios caminos a más alta altura, en libertad y felicidad.
Disfruta del corto con tus hijos.