Conectar con el sufrimiento, no implica someterse a él, es darnos la posibilidad de liberarnos internamente de todo condicionamiento que hemos adquirido para preservarnos del dolor emocional.
Estamos diseñados y tan acostumbrados a resistirlo e incluso llegamos a reprimirlo de manera tal, que inconscientemente creemos haberlo trascendido, pero las heridas que se van enquistando en nuestro interior tarde o temprano esa energía mal encausada se manifiesta en nuestro cuerpo, a modo de molestia, dolencia o enfermedad, y por ende, se va expandiendo en nuestro campo vivencial, recordándonos que hay una experiencia pendiente que aún no hemos podido procesar debidamente.
Utilizamos gran parte de nuestra energía para resistir el dolor emocional, enfocando todos nuestros pensamientos en el rechazo del mismo, cuando en verdad, no hacemos más que generar la permanencia de nuestro sufrimiento, ya que en nuestra mente estamos programados para dilucidar que si algo no nos produce gozo y bienestar debemos combatir ese sentimiento de incomodidad.
Lo que no hemos podido internalizar realmente, es que nuestra existencia siempre va a oscilar entre emociones de bienestar y padecimiento. Porque somos en esencia energía yin yang, dos fuerzas opuestas complementarias, y para reconocer lo bueno debemos ineludiblemente vivenciar todo lo antagónico. El negar las emociones negativas no las va a suprimir ni dejarán de ser.
Nuestra tendencia a preservarnos del dolor está naturalizada, y aceptar las circunstancias adversas como son y vivenciarlas, nos deja en la creencia errónea de “resignación”, cuando en verdad, le estamos dando lugar a nuestro verdadero Ser de manifestar en su máxima expresión esas emociones negativas que podamos sentir, ya sea, de impotencia, de frustración, de enojo, de rechazo, de pérdida etc., que son parte de un todo que nos va fortaleciendo y equilibrando nuestro campo energético.
Es difícil transitar el sufrimiento porque nos hace vulnerables, pero cuando logremos conectar con Amor el dolor, veremos que dónde hay sombras también se encuentra la Luz, y cuando ya no hay más resistencia se filtra en ese mismo espacio la liberación que tanto anhelamos.
Ya no busquemos distracciones para apaciguar el sufrimiento, enfrentemos y aceptemos la dualidad fluctuante de la vida e integrémosla en nuestro ser para interactuar con esas dos energías opuestas-complementarias y necesarias para nuestro crecimiento personal.
Florencia Lozada Universo Shanti
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