rincondeltibet.com
Cada persona que se cruza en nuestro camino a lo largo de la vida lleva consigo un propósito, nadie transita por nuestra vida por azar, algunas con mayor o menor impacto, pero todas ellas hacen posible parte de nuestras lecciones de vida.
Quizás en el momento no logramos percatarnos de la importancia de alguien en nuestro desarrollo, pero con el tiempo todo va encajando perfectamente y nos damos cuenta de que como en un rompecabezas, una pieza puede estar totalmente en blanco, pero ser exactamente la necesaria para la unión del resto de las piezas.
Todo lo que para nosotros no es demostrable, es un misterio, sin embargo existen muchas hipótesis en cuanto a nuestro tránsito por este plano, teniendo mucho sentido que las personas que juegan roles trascendentales en nuestras vidas, corresponden con almas con las que tenemos acuerdos previos a encarnar y que serán piezas claves en las acciones que debemos ejecutar y las lecciones que debemos aprender.
Debido a esto, se dice que a pesar de no haber un destino escrito, las almas programan sus encuentros y muchas veces seleccionan sus nexos principales antes de llegar a este plano. Es por ello que siempre debemos bendecir cada una de nuestras relaciones, porque aunque no lo tengamos claro y pensemos que nacimos en la familia equivocada, o nos relacionamos con la pareja incorrecta, de acuerdo a esta teoría, esto dista mucho de la realidad.
Cada persona nos aporta algo, de cada quien aprendemos algo o bien le aportamos o enseñamos algo a quienes se relacionan con nosotros. Todos jugamos en una especie de red donde cada pieza está interconectada y de no estar no podríamos quizás terminar nuestras misiones.
Siempre se cruzará en nuestro camino esa persona que necesitamos en ese preciso momento, algunas personas serán para nosotros sinónimo de felicidad, mientras otras, nos opacarán nuestra sonrisa, pero lo importante es ser conscientes de esa persona está allí en ese momento porque la necesitamos, para aprender, para conocernos a través de ella, para dar, para recibir, para perdonar, para entender… Mientras más compasivos seamos con nosotros y los que nos rodean, más sencillas serán las lecciones de ver y aprender.
Se dice que las almas unidas por el amor, generalmente terminan encontrándose en cada una de sus encarnaciones, sanando heridas, cerrando ciclos, aprendiendo y evolucionando juntas. Lo cual nos hace suponer que no hay manera de separarnos de nuestros afectos, que si están grabados en nuestra alma, formarán parte de nuestras vidas por toda la eternidad.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
Quizás en el momento no logramos percatarnos de la importancia de alguien en nuestro desarrollo, pero con el tiempo todo va encajando perfectamente y nos damos cuenta de que como en un rompecabezas, una pieza puede estar totalmente en blanco, pero ser exactamente la necesaria para la unión del resto de las piezas.
Todo lo que para nosotros no es demostrable, es un misterio, sin embargo existen muchas hipótesis en cuanto a nuestro tránsito por este plano, teniendo mucho sentido que las personas que juegan roles trascendentales en nuestras vidas, corresponden con almas con las que tenemos acuerdos previos a encarnar y que serán piezas claves en las acciones que debemos ejecutar y las lecciones que debemos aprender.
Debido a esto, se dice que a pesar de no haber un destino escrito, las almas programan sus encuentros y muchas veces seleccionan sus nexos principales antes de llegar a este plano. Es por ello que siempre debemos bendecir cada una de nuestras relaciones, porque aunque no lo tengamos claro y pensemos que nacimos en la familia equivocada, o nos relacionamos con la pareja incorrecta, de acuerdo a esta teoría, esto dista mucho de la realidad.
Cada persona nos aporta algo, de cada quien aprendemos algo o bien le aportamos o enseñamos algo a quienes se relacionan con nosotros. Todos jugamos en una especie de red donde cada pieza está interconectada y de no estar no podríamos quizás terminar nuestras misiones.
Siempre se cruzará en nuestro camino esa persona que necesitamos en ese preciso momento, algunas personas serán para nosotros sinónimo de felicidad, mientras otras, nos opacarán nuestra sonrisa, pero lo importante es ser conscientes de esa persona está allí en ese momento porque la necesitamos, para aprender, para conocernos a través de ella, para dar, para recibir, para perdonar, para entender… Mientras más compasivos seamos con nosotros y los que nos rodean, más sencillas serán las lecciones de ver y aprender.
Se dice que las almas unidas por el amor, generalmente terminan encontrándose en cada una de sus encarnaciones, sanando heridas, cerrando ciclos, aprendiendo y evolucionando juntas. Lo cual nos hace suponer que no hay manera de separarnos de nuestros afectos, que si están grabados en nuestra alma, formarán parte de nuestras vidas por toda la eternidad.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet