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“La vibración es el movimiento que genera la energía y la creación. Todo vibra, Todo se mueve, nada está inmóvil. Todo está moviéndose desde alguna perspectiva.Las altas frecuencias vibracionales producen orden, construyen, armonizan y crean.Las bajas frecuencias vibracionales producen desorden, destruyen, desorganizan y dividen”.
Una vibración es una onda en un segundo y la cantidad de vibraciones en un segundo es la frecuencia. Nuestros órganos de los sentidos tienen limitaciones que les impiden percibir la mayoría de las vibraciones que existen en la Naturaleza.
La Naturaleza no admite el vacío. Einstein arribó a la conclusión que el espacio que nos rodea no está vacío sino ocupado por partículas bipolares invisibles al ojo humano, debido a su alta vibración (energía sutil). Estas partículas responden funcionalmente a las energías espaciales tales como las que ya conocemos: la nuclear, los rayos X, los ultravioletas, los infrarrojos y otras que aún quedan por descubrir. Los fotones corresponden a la energía lumínica y son visibles al ojo humano.
Las frecuencias de vibración iguales se neutralizan. Cuando son diferentes se desarrollan sistemas de adaptación, para solucionar las diferencias.
Los seres vivos están compuestos por elementos que integran un conjunto; dichos elementos tienen que compartir la misma frecuencia vibratoria o ser capaces de producir sistemas de adaptación. Si el proceso de adaptación fallara o la resistencia individual fuera baja, se producirían lesiones en los tejidos biológicos. La salud en todas las formas de vida depende de la neutralización armónica y el equilibrio de todos los elementos vibratorios.
Los fenómenos de “simpatía” con el ambiente, estudiados en Física, ocurren por frecuencia de vibración. Estos fenómenos son extensivos al comportamiento humano y a sus relaciones afectivas.
El cuerpo humano está integrado por millones de células que funcionan por tener polo positivo y polo negativo, formando un campo electromagnético. Las vibraciones de sus tejidos le dan una identidad individual, cuya impronta es percibida como única. La suma de vibraciones de los tejidos biológicos se transmiten por medio de la piel constituyendo una red o malla, que un operador entrenado puede “leer” por medio del tacto sutil. Esta red que circunda al cuerpo físico se denomina campo electromagnético, plasma biológico o aura. En caso de producirse una modificación en el equilibrio vibratorio, la persona estará en riesgo de perder su estado de salud.
El cuerpo humano tiene sus polos en los extremos, de signos opuestos. Si trazáramos una línea vertical desde la cabeza hasta el extremo inferior de la columna vertebral, que comprende el eje neuroglandular formado por la hipófisis, la tiroides, paratiroides, suprarrenales y gónadas, podríamos considerar que el hemicuerpo derecho es el polo positivo y el hemicuerpo izquierdo es el negativo. Es de suma importancia el abordaje de tratamientos que respeten las reglas de polaridad del organismo.
Las alteraciones estructurales de los átomos se hallan en la base biológica de las patologías en los tejidos que componen los distintos órganos. La acción del campo magnético reorganizará el funcionamiento orgánico, restablecerá las polaridades adecuadamente y se ocupará de las carencias electromagnéticas, para la prevención de futuras lesiones.
Una vibración es una onda en un segundo y la cantidad de vibraciones en un segundo es la frecuencia. Nuestros órganos de los sentidos tienen limitaciones que les impiden percibir la mayoría de las vibraciones que existen en la Naturaleza.
La Naturaleza no admite el vacío. Einstein arribó a la conclusión que el espacio que nos rodea no está vacío sino ocupado por partículas bipolares invisibles al ojo humano, debido a su alta vibración (energía sutil). Estas partículas responden funcionalmente a las energías espaciales tales como las que ya conocemos: la nuclear, los rayos X, los ultravioletas, los infrarrojos y otras que aún quedan por descubrir. Los fotones corresponden a la energía lumínica y son visibles al ojo humano.
Las frecuencias de vibración iguales se neutralizan. Cuando son diferentes se desarrollan sistemas de adaptación, para solucionar las diferencias.
Los seres vivos están compuestos por elementos que integran un conjunto; dichos elementos tienen que compartir la misma frecuencia vibratoria o ser capaces de producir sistemas de adaptación. Si el proceso de adaptación fallara o la resistencia individual fuera baja, se producirían lesiones en los tejidos biológicos. La salud en todas las formas de vida depende de la neutralización armónica y el equilibrio de todos los elementos vibratorios.
Los fenómenos de “simpatía” con el ambiente, estudiados en Física, ocurren por frecuencia de vibración. Estos fenómenos son extensivos al comportamiento humano y a sus relaciones afectivas.
El cuerpo humano está integrado por millones de células que funcionan por tener polo positivo y polo negativo, formando un campo electromagnético. Las vibraciones de sus tejidos le dan una identidad individual, cuya impronta es percibida como única. La suma de vibraciones de los tejidos biológicos se transmiten por medio de la piel constituyendo una red o malla, que un operador entrenado puede “leer” por medio del tacto sutil. Esta red que circunda al cuerpo físico se denomina campo electromagnético, plasma biológico o aura. En caso de producirse una modificación en el equilibrio vibratorio, la persona estará en riesgo de perder su estado de salud.
El cuerpo humano tiene sus polos en los extremos, de signos opuestos. Si trazáramos una línea vertical desde la cabeza hasta el extremo inferior de la columna vertebral, que comprende el eje neuroglandular formado por la hipófisis, la tiroides, paratiroides, suprarrenales y gónadas, podríamos considerar que el hemicuerpo derecho es el polo positivo y el hemicuerpo izquierdo es el negativo. Es de suma importancia el abordaje de tratamientos que respeten las reglas de polaridad del organismo.
Las alteraciones estructurales de los átomos se hallan en la base biológica de las patologías en los tejidos que componen los distintos órganos. La acción del campo magnético reorganizará el funcionamiento orgánico, restablecerá las polaridades adecuadamente y se ocupará de las carencias electromagnéticas, para la prevención de futuras lesiones.