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Resulta que la mayoría de las cosas que nos preocupan no llegan nunca a ocurrir, quizás algunos pensarán que justo por el hecho de habernos preocupado, tomamos las medidas para que no pasasen y esto en un porcentaje es cierto. Sin embargo, en la mayoría de las circunstancias nuestros pensamientos van mucho más allá de lo que realmente tiene mayores probabilidades de ocurrir.
Debemos ante todo resaltar que cualquier cosa que nos transporte a otro tiempo, nos está robando la posibilidad de vivir el presente, que es el único tiempo en donde tenemos posibilidad de acción. Podemos hacer cosas que nos posicionen en un futuro en un sitio determinado, sin embargo, a través de la preocupación, no tenemos posibilidad de actuar, solo estaremos predisponiéndonos a un suceso o imaginando escenarios negativos que no harán más que robarnos la paz.
La preocupación no eliminará los problemas, eliminará nuestro estado de tranquilidad, de sosiego. Darle poder a la incertidumbre no hará algo diferente a atormentarnos. Mientras que si nos limitamos a ver el futuro con fines prácticos, siendo conscientes de nuestras herramientas para transitarlo, siendo optimistas en relación a los resultados que podemos obtener, estamos sembrando en nosotros la confianza necesaria en el proceso de la vida.
No nos dejemos llevar por nuestra mente, que siempre tiene una excusa o un miedo, que siempre se siente amenazada, que se ha acostumbrado a estar inconforme con cualquier situación.
Démosle descanso a nuestra mente cuando podamos a través de una actitud meditativa, que consiste en hacer solo lo que estamos haciendo, si estoy redactando este artículo, estoy acá en esto; si lo estoy leyendo, no estoy haciendo nada más; si como, hago un esfuerzo por sentir cada bocado, saborearlo, distinguir las temperaturas, las texturas, los olores,… Centrándonos en el momento presente, sin que nuestra mente vuele a sentir añoranzas del pasado o preocupaciones del futuro.
Date cuenta de todas las veces que te has preocupado por algo, los peores escenarios, solo ocurrieron en tu mente. Los cristales con que veamos nuestras cosas, determinarán los resultados. Aprendamos a ver la vida desde el optimismo, desde la fe, desde la esperanza, pensando en que el universo está conspirando para nuestro beneficio y que tenemos lo necesario para afrontar cualquier cosa que llamemos adversidad o problema. ¡Deja de preocuparte, que la vida no es más que para vivirla y disfrutarla!
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
Sara Tibet
Nuestra mente es una perfecta creadora, tanto de cosas maravillosas, como de cosas que nos agobian. Hacemos un hábito de mantener pensamientos negativos unidos a nosotros alertándonos de todo lo nefasto que nos puede ocurrir, preocupándonos, haciéndonos sentir alterados con lo que tiene que ver con nuestro futuro.Resulta que la mayoría de las cosas que nos preocupan no llegan nunca a ocurrir, quizás algunos pensarán que justo por el hecho de habernos preocupado, tomamos las medidas para que no pasasen y esto en un porcentaje es cierto. Sin embargo, en la mayoría de las circunstancias nuestros pensamientos van mucho más allá de lo que realmente tiene mayores probabilidades de ocurrir.
Debemos ante todo resaltar que cualquier cosa que nos transporte a otro tiempo, nos está robando la posibilidad de vivir el presente, que es el único tiempo en donde tenemos posibilidad de acción. Podemos hacer cosas que nos posicionen en un futuro en un sitio determinado, sin embargo, a través de la preocupación, no tenemos posibilidad de actuar, solo estaremos predisponiéndonos a un suceso o imaginando escenarios negativos que no harán más que robarnos la paz.
La preocupación no eliminará los problemas, eliminará nuestro estado de tranquilidad, de sosiego. Darle poder a la incertidumbre no hará algo diferente a atormentarnos. Mientras que si nos limitamos a ver el futuro con fines prácticos, siendo conscientes de nuestras herramientas para transitarlo, siendo optimistas en relación a los resultados que podemos obtener, estamos sembrando en nosotros la confianza necesaria en el proceso de la vida.
No nos dejemos llevar por nuestra mente, que siempre tiene una excusa o un miedo, que siempre se siente amenazada, que se ha acostumbrado a estar inconforme con cualquier situación.
Démosle descanso a nuestra mente cuando podamos a través de una actitud meditativa, que consiste en hacer solo lo que estamos haciendo, si estoy redactando este artículo, estoy acá en esto; si lo estoy leyendo, no estoy haciendo nada más; si como, hago un esfuerzo por sentir cada bocado, saborearlo, distinguir las temperaturas, las texturas, los olores,… Centrándonos en el momento presente, sin que nuestra mente vuele a sentir añoranzas del pasado o preocupaciones del futuro.
Date cuenta de todas las veces que te has preocupado por algo, los peores escenarios, solo ocurrieron en tu mente. Los cristales con que veamos nuestras cosas, determinarán los resultados. Aprendamos a ver la vida desde el optimismo, desde la fe, desde la esperanza, pensando en que el universo está conspirando para nuestro beneficio y que tenemos lo necesario para afrontar cualquier cosa que llamemos adversidad o problema. ¡Deja de preocuparte, que la vida no es más que para vivirla y disfrutarla!
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet