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Lorena Vara González
Casi todos contamos con varios libros o películas a las que recordamos con un cariño inmenso y que de alguna manera marcaron nuestra infancia. En mi caso, “La historia interminable” es uno de ellos. Pero al leerlo de nuevo, una vez adulta, he comprendido que es un libro que refleja la depresión infantil, con la nada como gran protagonista.
A través de la nada, como una metáfora de la pérdida de la imaginación, de la pérdida de la inocencia en el mundo del adulto, nos cuenta que crecer no tiene por qué implicar dejar de soñar. Porque si dejas de soñar el Reino de Fantasía dejará de existir, aunque con una gota de esperanza, todo puede resurgir de nuevo.
Por ello, la nada puede ser tomada como una forma curiosa de explicarle a los niños qué es la depresión. Pero no es la única forma que adopta en el libro o la película. Poco a poco su autor, Michael Ende, nos desgrana desde los síntomas hasta la mejor forma de afrontarlos. Avisar al lector que a partir de aquí el artículo va a profundizar en el libro y en la película y que, por lo tanto, contiene spoilers.
Así que la única manera que tiene de escapar de ese mundo horrible es usar su propia imaginación. Por ello cuando cuenta el libro, un libro del que él va construyendo su historia, acerca al lector a un grupo de seres de Fantasía que lo tenían todo. Un todo que, de repente, la nada se ha llevado. Es decir, al igual que él, estos personajes han perdido el paraíso de su vida tranquila. Un vida que Bastian también tenía cuando estaba su madre, por algo que ocurrió rápidamente y que no tiene explicación.
La nada es ese vacío, eso terrible que crece haciendo más grande a lo que pierdes, la nada lo destroza todo. Es la nada porque no se sustituye por otra cosa, solo es dolor. Por ello, solo el guerrero más valiente del Reino de Fantasía puede luchar contra ella, Atreyu. Para ello viaja por todo el reino hasta que empieza a encontrar las respuestas en los pantanos de la tristeza.
Los pantanos de la tristeza son el último destino, la última esperanza. En ellos se encontraba la vieja Morla, el ser más sabio de Fantasía. Pero los pantanos eran un gran peligro, porque en ellos existe el riesgo de que una gran tristeza se apodere de ti: si eso pasa, te hundes poco a poco en las aguas cenagosas.
Esta es una bonita metáfora que en el diálogo de Bastian con la Morla se hace patente: no te dejes llevar por la tristeza, ella te hundirá, tienes que seguir luchando contra la adversidad. Por muy mal que te encuentres, no te rindas, si no te hundirás. Y, sobre todo, no te dejes llevar por aquellos que no tienen la alergia de la juventud y no se paran a escucharla.
Entonces la nada, la oscuridad, tomó forma, convirtiéndose en un lobo llamado Gmork. Un lobo que va detrás de Atreyu para impedir que cumpla su misión. Un lobo que se hace presente en los momentos en los que Atreyu ha perdido toda esperanza.
Así se muestra la nada, como el propio infierno interior del protagonista. Un infierno que dice que, si te acercas más a él, si te hundes, te va a destrozar, pero Atreyu es un guerrero que no se rendirá sin pelear. Sin embargo, no sabe luchar contra el mayor de sus problemas, la nada.
Y no puede luchar contra la nada porque no sabe cruzar las fronteras de Fantasía y comunicarle a aquellos que están fuera, a los adultos, lo que le ocurre en realidad. Porque para un niño enfrentarse al dolor de una forma real, como lo hacen los adultos, es algo muy complicado y por ello crean su propio universo.
Pero conservaba una mota de polvo de esperanza, por eso la nada no pudo llevarse todo su mundo. No es que los niños no puedan entender el mundo de los adultos, es que igual somos los adultos los que no entendemos el mundo de los niños. Por eso, ellos con sus juegos y sus historias, a través de su imaginación, nos acercan a su propio universo interior y esto hace que en psicología infantil las técnicas proyectivas sean muy importantes.
Por eso Fantasía es tan importante, porque a través de ella los niños nos comunican como se sienten y nos pueden decir cosas de las que desconocen su nombre. Porque para un niño llegar a entender el concepto de depresión no es algo sencillo, pero explicarte que un personaje de su imaginación, de Fantasía, está triste por perderlo todo es mucho más sencillo.
A través de la nada, como una metáfora de la pérdida de la imaginación, de la pérdida de la inocencia en el mundo del adulto, nos cuenta que crecer no tiene por qué implicar dejar de soñar. Porque si dejas de soñar el Reino de Fantasía dejará de existir, aunque con una gota de esperanza, todo puede resurgir de nuevo.
Por ello, la nada puede ser tomada como una forma curiosa de explicarle a los niños qué es la depresión. Pero no es la única forma que adopta en el libro o la película. Poco a poco su autor, Michael Ende, nos desgrana desde los síntomas hasta la mejor forma de afrontarlos. Avisar al lector que a partir de aquí el artículo va a profundizar en el libro y en la película y que, por lo tanto, contiene spoilers.
Los pantanos de la tristeza
Bastian, el protagonista del libro, es un niño que se nos presenta inmerso en el duelo reciente de la pérdida de su madre. Además, ha dejado de hacer cosas que antes le parecían placenteras y le proporcionaban refuerzos, como la natación o la equitación, y en el colegio, o más bien camino de él, sus compañeros le hacen lo que ahora conocemos como bullying.Así que la única manera que tiene de escapar de ese mundo horrible es usar su propia imaginación. Por ello cuando cuenta el libro, un libro del que él va construyendo su historia, acerca al lector a un grupo de seres de Fantasía que lo tenían todo. Un todo que, de repente, la nada se ha llevado. Es decir, al igual que él, estos personajes han perdido el paraíso de su vida tranquila. Un vida que Bastian también tenía cuando estaba su madre, por algo que ocurrió rápidamente y que no tiene explicación.
La nada es ese vacío, eso terrible que crece haciendo más grande a lo que pierdes, la nada lo destroza todo. Es la nada porque no se sustituye por otra cosa, solo es dolor. Por ello, solo el guerrero más valiente del Reino de Fantasía puede luchar contra ella, Atreyu. Para ello viaja por todo el reino hasta que empieza a encontrar las respuestas en los pantanos de la tristeza.
Los pantanos de la tristeza son el último destino, la última esperanza. En ellos se encontraba la vieja Morla, el ser más sabio de Fantasía. Pero los pantanos eran un gran peligro, porque en ellos existe el riesgo de que una gran tristeza se apodere de ti: si eso pasa, te hundes poco a poco en las aguas cenagosas.
Esta es una bonita metáfora que en el diálogo de Bastian con la Morla se hace patente: no te dejes llevar por la tristeza, ella te hundirá, tienes que seguir luchando contra la adversidad. Por muy mal que te encuentres, no te rindas, si no te hundirás. Y, sobre todo, no te dejes llevar por aquellos que no tienen la alergia de la juventud y no se paran a escucharla.
La nada como el inferno interior
Entonces la nada, la oscuridad, tomó forma, convirtiéndose en un lobo llamado Gmork. Un lobo que va detrás de Atreyu para impedir que cumpla su misión. Un lobo que se hace presente en los momentos en los que Atreyu ha perdido toda esperanza.
Así se muestra la nada, como el propio infierno interior del protagonista. Un infierno que dice que, si te acercas más a él, si te hundes, te va a destrozar, pero Atreyu es un guerrero que no se rendirá sin pelear. Sin embargo, no sabe luchar contra el mayor de sus problemas, la nada.
Y no puede luchar contra la nada porque no sabe cruzar las fronteras de Fantasía y comunicarle a aquellos que están fuera, a los adultos, lo que le ocurre en realidad. Porque para un niño enfrentarse al dolor de una forma real, como lo hacen los adultos, es algo muy complicado y por ello crean su propio universo.
Una mota de polvo de esperanza puede cambiarlo todo
“–Fantasía puede levantarse de nuevo, desde tus sueños, si tú lo deseas, Bastian.Pero al final, cuando la nada se lo ha llevado casi todo, Bastian ha entendido que él era el protagonista de su historia. Que estaba triste, que después de la muerte de su madre era él el que se sumergía en el pantano de la tristeza. Era él mismo el que había perdido su maravilloso mundo, y eran los adultos, su padre y el dueño de la librería, los que no querían escucharle y como la Morla le pedían que dejase de ser un niño, de usar su imaginación para penetrar en el mundo de los adultos.
–¿Cuántos deseos puedo pedir?
–Tantos como quieras. Y cuantos más deseos pidas, Fantasía se irá haciendo cada vez más grande.
–¿De verdad?
–Prueba”
-La Historia Interminable-
Pero conservaba una mota de polvo de esperanza, por eso la nada no pudo llevarse todo su mundo. No es que los niños no puedan entender el mundo de los adultos, es que igual somos los adultos los que no entendemos el mundo de los niños. Por eso, ellos con sus juegos y sus historias, a través de su imaginación, nos acercan a su propio universo interior y esto hace que en psicología infantil las técnicas proyectivas sean muy importantes.
Por eso Fantasía es tan importante, porque a través de ella los niños nos comunican como se sienten y nos pueden decir cosas de las que desconocen su nombre. Porque para un niño llegar a entender el concepto de depresión no es algo sencillo, pero explicarte que un personaje de su imaginación, de Fantasía, está triste por perderlo todo es mucho más sencillo.